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Antonio Touriño

El mirador de Lobeira

Antonio Touriño

Reproche a toda la grada

El reciente episodio xenófobo que sufrió un jugador del Vilaxoán merece un castigo algo más severo que un partido de suspensión al equipo que consintió este tipo de acciones de un público talibán y que deben erradicarse de todos los campos de fútbol.

Hay que acabar con la violencia del balompié. Está enquistada y hasta parece algo natural.Parece que al campo hay que ir para gritar a los jugadores, al árbitro y al entrenador en vez de a disfrutar con los aciertos y errores del juego. Y aún entendiendo el fanatismo de algunos por los colores de su equipo lo que está lejos de toda disculpa es el ataque a una persona por el diferente color de su tez.

Resulta, por tanto, absolutamente reprobable que a día de hoy se autorice el paso de este tipo de energúmenos a campos como el del Marcón, donde estos fascistas son conocidos.

Tanto el espectador como el club son culpables de esta sinrazón. Y ambos merecen un castigo ejemplar en vez de la política de paños calientes con el que siempre se cierran este tipo de episodios a los que hay que poner freno de forma inmediata.

Carlos Arturo Sánchez se merece un desagravio de forma inmediata por parte del Marcón pues no puede despacharse del mismo modo una falta en un partido que una agresión racista como la que tuvo que sufrir hace unos días en Marcón porque no es lo mismo.

Y es que no es la primera vez que Sánchez es despreciado por el público. A sus treintaytantos años ya le han humillado en cientos de partidos sin que las autoridades futbolísticas hagan nada, o casi nada.

Es el momento de actuar contra estos deleznables comportamientos en la grada. Y para erradicarlos hace falta que todos sean conscientes de que estas vejaciones son un inmerecido ataque a un ser humano.

Por ello se hace necesaria una política dirigida a ponerle fin. Los afectados tienen que denunciar, el club le tiene que defender, las federaciones tienen que sancionar, el público no puede ser cómplice y la policía y el aparato judicial debe intervenir para que no vuelva a suceder. Insultar a un jugador solo porque es diferente no es ninguna broma. Es un grave ataque a la dignidad y se merece el mayor de los reproches. Aquel espectador debió salir esposado a ver si así cambia de color.

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