Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ceferino de Blas.

Carvalho redivivo

Quizá no haya demasiados lectores de Carvalho en la actualidad, aunque los tuvo en abundancia entre los años setenta, desde su primera novela, "Yo maté a Kennedy" (1972), y comienzos de este siglo, con sus predilecciones culinarias, "Carvalho gastronómico" (2002) y la última aparición, "Milenio Carvalho" (2004), poco antes de la muerte de su autor en el aeropuerto de Bangkok.

Con el paso de los años parecía haber quedado trasnochado, porque el ser humano se ha hecho tan dependiente del consumo que incluso los negocios del espíritu, como la literatura o las artes, se relegan a medida que se incorporan nuevas modas. ¿Cuántas obras de más de cinco años encuentran en las librerías, salvo que se reactualicen por algún acontecimiento puntual?

Pero Pepe Carvalho es un personaje demasiado consistente para que, a las primeras de cambio, el tiempo y la situación lo dejen tirado en un rincón de las baldas de las bibliotecas de sus seguidores.

Va a ocurrir como con las aventuras de los personajes del comic, Astérix y Obélix, que al morir su guionista e inventor, Goscinny, no dejaron de publicarse porque las continuó el segundo de la bina, el dibujante Uderzo. Y, para contento de sus fieles, prosiguen las andanzas de los habitantes de la irreductible aldea gala, tutelados por la poción mágica del druida Panorámix. Y es que, en algunos casos, el personaje supera al autor.

En la misma línea, la editorial Planeta y los herederos de Montalbán han decidido que aún no ha llegado el final de Pepe Carvalho. Ni el de sus personajes más próximos, su novia Charo, habitante del ya inexistente barrio chino barcelonés, ni su ayudante de nombre tan arcaico como Biscuter,

En España se escribe actualmente muy buena literatura policiaca, pero antes de Vázquez Montalbán solo había novela costumbrista, realista o histórica.

El único antecedente próximo es García Pavón, que creó un personaje muy celebrado por su traslación a una serie de televisión, allá por los sesenta. Se trata de Plinio, jefe de la policía municipal de Tomelloso, el pueblo manchego que se convirtió en territorio detectivesco de la posguerra. Plinio y Carvalho son los protagonistas más conocidos de la novela negra predemocrática, tan alejados de los personajes de Chesterton o Agatha Christie, maestros de la ficción europea del género. Pero que alcanzaron un gran éxito y multitud de devotos de sus episodios, y de ahí la vuelta de Carvalho.

Cuál vaya a ser el gancho del redivivo detective lo dirá el tiempo, pero lo cierto es que ese antihéroe tan cercano a los lectores finiseculares, con un pasado comunista durante el franquismo, lector y crítico implacable que envía a la hoguera los libros que juzga dignos de las llamas, buen gurmet, e íntegro, como aplicado hijo del marxismo, aún puede deparar grandes momentos a sus seguidores. Habrá que aguardar por los nuevos perfiles del renovado Carvalho.

De momento, el escritor encargado de revivir sus aventuras, Carlos Zanón, se declara entusiasmado, y confiesa que es seguidor de Vázquez Montalbán desde los tiempos del instituto. Promete que será un hombre de su tiempo -"más roquero que bolero"-, aunque mantiene la incógnita de la edad con que reaparecerá.

El problema lo tienen los viejos lectores de la serie, que se reencuentran con un personaje familiar con perjuicios, a diferencia del lectorado joven que llega sin prevenciones y en actitud de expectativa. Pueden ser más difíciles de convencer los viejos lectores que los nuevos, y ese va a ser el reto del autor.

Pero dado el aprecio que siempre mostró la editorial a Vázquez Montalbán, uno de los grandes novelistas e intelectuales del último tercio del pasado siglo -del tardofranquismo y la democracia-, parece lógico confiar en el acierto de la elección de Carlos Zanón. Y que haya merecido la pena recuperar al popular detective.

Sería muy grato que una de las aventuras del nuevo Carvalho discurra en la isla de San Simón, que Vazquez Montalbán eligió como uno de los escenarios de su última novela, "Erec y Enide" (2002). Rodeado del mar de los poetas, la presentó en un luminoso día de primavera en su postrera visita a Vigo.

Compartir el artículo

stats