Faro de Vigo

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Mis encuentros en el tren

El tren Alvia a Madrid ya daba los pitidos de salida, ya a punto de cerrar sus puertas cuando el fotógrafo vigués Rubén de la Torre entró jadeante en el vagón, casi lanzando su equipaje por delante. "¡Maldita sea, otra vez por los pelos!", pensó para sí mismo, o al menos tal pensamiento me pareció a mí que expresaba su demudada faz. Cogió resuello, se ajustó las gafas y consiguió decir un ¡hola! entrecortado. Poco antes yo había saludado en la estación de Guixar a Paco Rodríguez, ese ciudadano afable que empezó de niño trabajando con Valentín Paz Andrade y se jubiló con su hijo Alfonso en la sede de la revista Industrias Pesqueras. Paco, que tiene una memoria de Paz Andrade aún inédita porque no la contó nunca, acompañaba a su hijo Fran R., que yo creo que empezó en Televigo y a quien vimos en faenas televisivas en Caiga quien caiga y ahora en otras propias de su profesión en Galicia. En el bar del tren, al lado, tomando un café, María Bandeira apuraba un periódico, no el FARO porque como buena viguesa ya lo había leído. "Ya leí tu sección", me dijo sonriente. Rubén podía ir a Madrid a sabe Dios a qué, Fran Rodríguez me imaginé que por amorosas razones, María Bandeira porque como agente comercial de Termomix y persona bien relacionada tenía en la capital una reunión de venta. Fijaos cómo en unos minutos se puede entretejer una de las muchas historias del tren. La thermomis, María, ya veré si la compro.

De ostras en Salamanca

Un fin de semana en Salamanca sin una visita a La Reserva (Plaza Peso), el restaurante-cervecería-marisquería de Vicente Muriel y su hermano, no es lo mismo. Me fui allí con Marisa Quintero y Martin Caballero, gaditanos, que es como si el norte y el sur fueran de visita al centro, y nos tomamos unas ostras excelentes en cama de hielo que Vicente trae de Cambados, , unas gambas de Huelva, unas anchoas de Santoña sobre tomate y unas croquetas de changurro y de pulpo. Vicente es un tipo jovial y hablador que va mucho por Vigo porque ahí compra algunos de sus mariscos, y hay una cosa que no perdona cuando se aloja con su mujer en el Bahía: arrimarse a las ostreras y atacar al menos a un ciento. O sea que le vamos a tener que dar la Medalla al Mérito de la Ostra da Pedra. Yo tuve que ir a su restaurante en Salamanca para saber que en Galicia teníamos una especie de almeja llamada carnero, escupida según los de Cádiz, bolo según otros y Venus verrugosa como acepción científica.

Iván, el retratista de la piel

Pasó por mi casa Lois Pérez Leira para ponerme en contacto telefónico con unos gallegos en Cuba con historia más que sobrada para figurar en nuestras Memorias. Lois conoce a mucha gente de la emigración, de la que ha escrito en sus libros y a quien ha filmado en sus vídeos, y a la doméstica reunión se sumó Luis Vaamonde, que se los edita en Galicia para el Mundo y se pasa la vida viajando por esos mundos emigrantes de Dios de los que conoce a todos sus jerifaltes. Pero Lois trajo con él a un colombiano residente en Vigo, Iván Rodríguez, que me dejó perplejo cuando vi en un catálogo sus increíbles retratos, dignos de los pintores realistas franceses del XIX. ¡Es el pintor de la piel.! Pero es que Iván, con un arte en las manos como retratista capaz de enamorar a quienes quieran tener retrato suyo para siempre, anda lavando platos o en paro. Su teléfono 675892160 por si...

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