La cultura, los bienes y servicios culturales están sujetos como el resto a la ley de la oferta y la demanda; no obstante la asociación de economía y cultura no es muy bien aceptada y ésta tiene su propia naturaleza y función social, por tanto su existencia en sociedades poco consumidoras de cultura es muy dependiente de la iniciativa pública que sufraga de forma tradicional sus carencias estructurales, a través de ayudas y subvenciones. Obviamente esto con ser bueno para que existan, no es nada saludable para la economía ya que por un lado son consumidores de recursos públicos que podrían estar en áreas sociales, educativas o sanitarias y por otro su tamaño no permite crear riqueza, entendida esta por la generación de puestos de trabajo y de actividades económicas asociadas que conforman una industria de crecimiento sostenible y medioambientalmente favorable.

Con el avance de las tecnologías de la información y la revolución que está experimentando la comunicación, la cultura emerge de forma muy potente para hacer una absoluta revisión de los medios culturales al uso y permitir utilizar el gran legado cultural que hemos heredado de nuestros antepasados en la generación de nuevos recursos culturales que ya son de uso común.

La producción audiovisual ha generado en Galicia una industria, en la destacan ya a nivel internacional empresas que han creado películas de cine, de televisión, aportaciones creativas en la industria del videojuego, de la realidad virtual, de la animación. La industria musical, la traducción, la editorial, los museos, el teatro y otras muchas partes de lo que entendemos como industria cultural ocupa un espacio que debería ser necesariamente creciente en nuestra economía.

Uno de los hechos más relevantes de la tradición cultural de Galicia es el Camino de Santiago que ha supuesto recuperar una tradición ancestral y a través de su modernización con la nuevas tendencias saludables del cuidado del cuerpo y del espíritu se ha incorporado a nuestra economía de una forma muy significativa.

Tenemos otros recursos culturales de gran potencialidad económica como son los vestigios de la cultura romana en Galicia, una red increíble de grandes monasterios que han forjado muchos aspectos de nuestro carácter como gallegos y que son un auténtico legado cultural, así como contamos con un gran patrimonio románico y barroco. Por otro lado la industria turística sigue ajena a esta realidad, sin darse por enterada.

*Economista