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con otra cara

Goya en venta

Hay algo especialmente devastador en tener que poner a la venta un trofeo, un premio o algo que reconozca la valía de uno, pero es obvio que, siendo importante la autoestima, lo es más comer y pagar la luz.

Viene esto a cuento del intento de Eduardo Bajo Ulloa -su hermano Juanjo ha asegurado que no tiene nada que ver- de vender en una tienda de segunda mano el Goya al mejor guión original que ganaron en 1991 por aquella maravilla que era Alas de Mariposa.

Durante varios días la estatuilla estuvo en el escaparate de una tienda de Vitoria a la venta por 4.999 euros, un céntimo menos de la cifra redonda, con ese pueril intento de aparentar menos precio como los saldos de las rebajas. Creemos los mortales que el mundo del cine, los escenarios y el famoseo en general es una especie de Olimpo lleno de dioses que visten de marca, pasan las vacaciones de Navidad en el Caribe y son asiduos a restaurantes llenos de tenedores hasta que te encuentras al actor Carlos Olalla, al que has visto decenas de veces en la tele, recitando poesías en el metro de Madrid a cambio de unas monedas, o te enteras de que aquellos hermanos exitosos que recibieron el Goya de manos de Verónica Forqué hace, eso sí, muchos años, intentan sacar algo de dinero a cambio de la estatuilla que daba fe de su talento.

Desconozco el motivo de este intento de vender el Goya aunque no es difícil imaginar que se deba a necesidades económicas. Por otra parte, ¿quién quiere ver día a día en una vitrina el recuerdo de lo que lograste cuando imaginabas ante ti un glorioso futuro antes de que la crisis, el IVA cultural y la falta de espectadores te obligaran a trabajar de camarero como cualquier hijo de vecino?

No sé si es peor que tus sueños no se hayan hecho nunca realidad o haberlos rozado o incluso alcanzado, y que luego se te escapen, pero en ese intento de vender un trofeo que, supongo fue muy anhelado y apreciado en su día, ha de haber algo más que la necesidad de conseguir 5.000 euros. Posiblemente, algo de rabia y mucho de desilusión y desesperanza o igual, simplemente, se han cansado de tener un trasto más en la estantería cogiendo polvo.

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