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Santiago Lago Peñas.

Maltrato a la familia

En España y, en particular, en Galicia tenemos un problema demográfico. La sociedad se envejece y la natalidad no alcanza para mantener un mínimo equilibrio entre generaciones. Es verdad que esta idea está socialmente interiorizada. Pero luego somos inconsecuentes. Porque maltratamos presupuestariamente a las familias.

Por el lado del gasto público, somos de los países de la Unión Europea que menos dedica a ayudar a las unidades familiares. Y por el de los impuestos, más de lo mismo. En particular, el IRPF supone que los hijos apenas conllevan gasto para las familias: para Hacienda, la capacidad para pagar impuestos de una pareja con tres hijos es similar a la de otra con los mismos ingresos y sin descendencia. Los gastos en cuidado y formación de los niños se consideran, en esencia, igual que comprar un coche o irse de viaje. Además, vemos que desaparecen otras ayudas fiscales en muchos municipios en el IBI a las familias numerosas y que también el gobierno central planea excluirlas del bono social eléctrico; las (escasas) ayudas se concentran en el momento de nacimiento y los tres primeros años de vida, como si el gasto se redujese con el paso de los años.

Tener un hijo hoy en Galicia y en España es un lujo. La conciliación familiar es cosa de la administración pública y algunas grandes empresas; la baja calidad del empleo (salario y temporalidad) se ceban con los menores de 35 años; el gasto que supone un hijo hasta que se emancipa supone una cifra con seis dígitos, que multiplica varias veces el importe de los impuestos que se pagan de menos o las subvenciones recibidas. Los jóvenes siguen teniendo ganas de tener hijos. La Sociedad se las quita.

*Director del Foro Económico de Galicia

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