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José Manuel Ponte

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José Manuel Ponte

Futbolistas en el recuerdo

Suelo leer las crónicas que, bajo el título Memorias en blanco y negro, escribe Alfredo Relaño en las páginas deportivas de "El País". Entre otras cosas porque me ayudan a recordar la actuación de jugadores a los que alcancé a ver jugar o de los que oí hablar mucho cuando era niño.

En la última entrega de la serie rememora la ocasión en que Alfredo Di Stefano, junto con Ladislao Kubala formó parte de una llamada selección catalana de fútbol en un partido que organizó la Asociación de la Prensa de Barcelona en enero de 1955. La juntanza se dio con ocasión de un partido amistoso de la selección española. Los dos máximos fenómenos del Real Madrid y del Barcelona no podían ser alineados porque no habían cumplido el periodo de residencia de tres años que se precisaban para adquirir la nacionalidad y además se daba la circunstancia de que varios jugadores del primer equipo catalán estaban convocados para enfrentarse a una escuadra francesa. Entonces, los directivos de la Asociación de la Prensa vieron la oportunidad de organizar un partido muy atractivo para el público. Los dos fenómenos, el argentino y el húngaro, aceptaron desinteresadamente la invitación y el resto del equipo se formó con el portero, defensas y medios del Español, un extremo del Barça, el famoso Basora y dos delanteros uruguayos, Villaverde y Moll, que triunfaban entonces con los azulgranas.

La alineación que quedó para la historia fue la formada por el francés Marcel Domingo en la portería, los catalanes Argilés, Parra, y Gimeno en la defensa, Gamiz y Faura en la media, y esta delantera de superlujo integrada por el también catalán Basora en el extremo derecho, Kubala, Di Stefano y Moll en la tripleta central del ataque, y Villaverde en la punta izquierda.

Yo los vi jugar a todos, con las limitaciones de medios que había entonces, pero se abre paso en las brumas de la memoria el recuerdo más vivo de Kubala y Di Stefano. El primero de ellos con una habilidad especial para el regate y la protección de la pelota con el cuerpo y una técnica como no se había observado hasta entonces al golpear el balón con efecto para desbordar las barreras cuando tiraba las faltas. Y el segundo, con una condición atlética y táctica sensacional que le permitía al Madrid tener un jugador más por línea porque robaba el balón en el área propia y lo conducía hasta embocar la contraria haciendo paredes con los compañeros con una facilidad asombrosa.

Por si fuera poco, Villaverde, Basora y Moll eran habilidosos, rápidos y letales de cara al gol. El partido contra el Bolonia italiano terminó con un marcador de 6 a 2 a favor del combinado. Kubala consiguió dos goles, Moll otros dos, Di Stefano uno más y Faura otro de un disparo tremendo nada más empezar. Basora hizo diabluras (en los mundiales de Brasil marcó 5 goles y fue el segundo goleador del campeonato) pero no pudo mojar. Pero a los que recuerdo mejor es a Moll y a Gimeno. El primero jugó en el Deportivo y en el Celta en etapas distintas. Y el segundo, en el Deportivo una temporada. Todos han muerto ya, excepto Moll que aún hace gimnasia a diario.

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