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Pedro de Silva

Peligros de la inocencia

Aunque toda palabra es equívoca, pocas lo son tanto como el sustantivo inocencia, sobre todo cuando lleva al lado el adjetivo infantil. Como se sabe, la inocencia consiste, desde el punto de vista etimológico, en la incapacidad para hacer daño, pero no es lo mismo no querer, no saber y no poder hacer daño. Por ejemplo, un inocente bebé, si pudiera, probablemente asesinaría a los papás que le han negado algo, cuando berrea rojo de ira echando espumarajos. Pensando en adultos, es muy conocida la inocente e infantil imagen de Einstein sacando la lengua, pero el admirable sabio contribuyó bastante a la existencia de la bomba atómica, aunque estaba inocente de lo que acabaría ocurriendo. El mismo Herodes fue un tanto inocente al idear su fallido plan genocida para acabar con el Mesías-niño. Así que lo mejor para no terminar haciendo daño es no ser inocente, y mucho menos del tipo infantil.

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