Por muy derrotista que se sea no puede ponerse en duda el espectacular despegue de nuestro aeropuerto, que alcanza las máximas cuotas de crecimiento relativo y vuelve acercarse al nivel de sus récords históricos. Tampoco debe ignorarse que el alma mater de este despegue es, personalmente, Abel Caballero, cuya denodada lucha fue venciendo los continuos obstáculos que injustificadamente iban surgiendo. Demos al César lo que es del César.

Es evidente que la discriminatoria política de subvenciones, volcada en Santiago y A Coruña e ignorando a Vigo, hizo que fuese languideciendo la actividad del aeropuerto vigués hasta límites puramente residuales; algo difícilmente comprensible al tratarse de una terminal que da servicio a la zona más poblada, industrial y dinámica de Galicia. Así lo consideró el Sr. Caballero, que con esfuerzo y venciendo oposiciones, consiguió dar la vuelta a la tortilla que ahora saboreamos con deleite, aunque estemos atravesando el lógico bache invernal, que está resultando menos profundo de lo temido. Además sabemos que Caballero ya está atando cabos para batir récords en el 2017.

Hasta aquí, como diría un jocoso amigo, albricias y pan de Madagascar; pero al dar la vuelta a la moneda hay un oscurecimiento del panorama por mor de un posible absurdo. ¿No resulta sorprendente que el cambio del VOR se haga cuando las condiciones meteorológicas empeoran y decrece el tiempo de claridad diurna? Salvo que aspectos técnicos -que desconozco- se opongan a la lógica, ¿no sería preferible hacerlo en época de bonanza climatológica? Que la respuesta debe ser afirmativa lo corrobora el hecho de que ya se han producido desvíos de vuelos porque las condiciones del tiempo y la ausencia de ayudas a la navegación impidieron que los aviones pudiesen aterrizar en Peinador. No es de recibo cerrar el paraguas en invierno para que esté en condiciones de uso en verano.

Por otro lado aparece un leve rayo de esperanza al volver a mentarse la conexión con París, sin duda la más lógica de las internacionales que puedan operar desde Vigo, como se demostró durante varios años hasta que non santas intenciones políticas decidieron masacrar a nuestro aeropuerto. La esperanza se apoya en la tímida insinuación de Air France de que busca socio para reencontrarse con Vigo. Ojalá lo encuentre, sin descartar que al respaldo de Citroën se sume el de Renault con una breve escala en Valladolid, como ya se operó en otra ocasión.

Renovar y mejorar los éxitos del 2016, acelerar la recuperación del VOR y que la esperanza parisina se materialice son los retos de Peinador para el año que ahora comienza. ¡A por ellos!