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Luis M. Alonso.

sol y sombra

Luis M. Alonso

Organismo siniestro

El FMI ha empezado a parecerse al colmo de los colmos

El Fondo Monetario Internacional es un organismo intergubernamental creado en 1945 por la ONU a raíz de los acuerdos de Bretton Woods. Sus objetivos son promover políticas cambiarias sostenibles, facilitar el comercio internacional y reducir la pobreza. Él último de ellos, sin ir más lejos, se encarga de poner en entredicho su eficacia.

Pero si hubiera que buscar un rasgo verdaderamente definitorio de este organismo mundial lo encontraríamos en la errática conducta de sus directores: los tres que han ocupado el cargo recientemente se han visto envueltos en casos de corrupción y escándalos. Sucede en la actualidad con Christine Lagarde, imputada por negligencia a causa de un desvío de dinero público cuando era ministra en Francia. Sus predecesores, Rodrigo Rato y Dominique Strauss-Kahnn, también han respondido ante los tribunales de delitos, el primero acusado de fraude fiscal, alzamiento de bienes y blanqueo de capitales, entre otros. El segundo, de agresión sexual a una camarera en Nueva York mientras desempeñaba su cargo.

Los países miembros del FMI son quienes eligen sus directores y estos responden traicionando la confianza que, a su vez, exigen a los demás. Se ha convertido en un organismo siniestro. No es infrecuente ver a los gestores del Fondo Monetario instando a sus asociados a despejar incertidumbres económicas con recetas supuestamente saludables cuando son incapaces de predicar con el ejemplo. Ocurre en otros ámbitos de la vida, pero lo del FMI ha empezado a parecerse al colmo de los colmos.

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