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El meollo

La confianza

Además de tocarles los cataplines a Lores y su equipo de gobierno hasta sacarlos de sus confortables casillas, una tarea cada vez más sencilla por cierto, el meollo de la cuestión está en adivinar cuanto rédito político y social va a extraer la oposición municipal cuando se materialice finalmente la aprobación del presupuesto municipal para el año 2017. O sea, saber si para ese viaje hacía falta o no tantas alforjas.

Aparentemente, Lores no va a obtener la confianza en cuestión por parte de Moreira, Rey, Fernández y Rei. Ni la tenía, ni la tiene, ni la tendrá; al menos eso parece, a juzgar por las manifestaciones de unos y otros, que no se fían un pelo.

En cambio, el alcalde sí va a conseguir sacar adelante la cuestión de confianza, que no es precisamente lo mismo, tras ampararse en el traído y llevado artículo 197 bis de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG).

El resultado final de esta pugna entre gobierno y oposición del Ayuntamiento de Pontevedra quedó escrito desde el día siguiente de las últimas elecciones municipales, a la vista de la composición de la nueva corporación: el BNG renunció a cualquier tipo de pacto con las demás fuerzas políticas, en la seguridad de que PP, PSOE, En Marea y Cs nunca serían capaces de ponerse de acuerdo para apoyar un alcalde alternativo. Ahí radica su fortaleza de fondo, que no excluye su debilidad de forma.

La falta de una mayoría absoluta, que el BNG siempre tuvo vía pacto de gobierno con el PSOE, constituye el precio que tiene que pagar, mal que le pese. La cosa no es para tanto, pero bien sabido resulta que Lores solo se encuentra a gusto en el papel estelar como virrey de esta aldea global de nuestros pecados.

Las pistolas las carga el diablo. Eso viene a cuento del riesgo que conlleva la aprobación del presupuesto del Ayuntamiento para 2017 unida a la cuestión de confianza que seguramente planteará Lores. Pero esa frase hecha solo es una parte del refrán popular. La versión íntegra tiene su miga: las pistolas las carga el diablo y las disparan los tontos. De modo que mucho ojo con los gatillos sensibles, que se aprietan sin apuntar bien.

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