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Antonio Touriño

El mirador de Lobeira

Antonio Touriño

Un respeto para la ría de Arousa

San Agustín se encontró a un niño que quería vaciar el agua del mar con un cubo. La idea como mínimo obliga a esbozar una sonrisa, la misma que surge cuando alguien plantea un saneamiento integral de la ría y se lo pide a la Xunta, una administración tan pequeña como ese infante que esgrimió la sincera respuesta ante este filósofo de la iglesia.

Trascedente por tanto es la petición e inmanente la respuesta. Sin duda, la Xunta puede y debe actuar para que la "infinita" ría de Arousa esté en las mejores condiciones posibles y eso pasa por invertir al máximo en depuración y evitar que las aguas residuales que generamos todos -ecologistas y oposición incluidos- viertan directamente al mar.

Pero el dinero de las administraciones también es limitado. Los entes locales o autonómicos no tienen capacidad de sanear todo el Océano por mucho que se empeñen algunos epicúreos.

Ello no es óbice para que las autoridades tomen conciencia de la riqueza que ofrece el mar y que hay que cuidarla al máximo para que no se agote. Lo demás es dilapidar la fortuna que regala la naturaleza.

Y para ello es preciso por una parte concienciar y por otra investigar para que cualquier inversión se amortice. La Xunta anuncia 23 millones para el saneamiento de la ría de Arosa hasta 2020. Es mucho dinero. Si lo pasamos a pesetas son casi 4.000 millones, tanto como el presupuesto de una ciudad como Vilagarcía para todo el año.

Ese es el dinero que repercute directamente en los once concellos bañados por la ría de Arousa por lo que debería dar resultados.

Pero las depuradoras son muy caras, entre seis y casi veinte millones de euros cada una, y resuelven poco más que el hoyo del niño que San Agustín se encontró en la playa.

Ahora bien. Esos pasos hay que darlos. Pero sobre todo crear conciencia medioambiental para que ciudadanos, empresas, grandes fábricas, ayuntamientos, otras administraciones pongan medidas en común.

Han pasado muchos siglos de espaldas al mar. Es hora de ponerse frente a él para poder respetarlo. Solo así devolverá lo que durante tanto tiempo se le ha quitado.

El océano no cabe en un hoyo, pero el hoyo si se puede llenar con el agua del mar.

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