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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El contraste

Pues la verdad es que, dicho -como siempre- desde el máximo respeto, y tras el último episodio del AVE, hay ya una conclusión evidente: que nada está claro, aunque no sean pocos los que se esfuerzan por disimularlo. Y tras quince años de obras proyectadas, previstas, licitadas, en ejecución o paralizadas, que de todo hay en la viña -ferroviaria- del Señor, determinados asuntos exigen, por dignidad, una explicación. Y a poder ser, convincente.

Viene esto a cuento de la intervención, una de las más rotundas de cuantas se han dado hasta ahora, del presidente Feijóo tras el Consello de la Xunta. Pero la contundencia choca tan de lleno con lo que hasta ahora otros habían proclamado que, por curioso que parezca, don Alberto Núñez produjo más confusión de la que había. Sobre todo al confirmar que cuatro de los tramos que se suponían en marcha estaban en realidad parados.

Podría haber añadido que incluso algunos de los túneles en construcción estaban tapiados, pero seguramente la cautela de su señoría lo llevó a no echar más leña a un fuego que de momento está en las brasas, pero que se puede reavivar en cualquier momento y cuyas consecuencias serían imprevisibles. Porque, sin ir más lejos, a ver con qué cara explicarían dentro de dos años y medio, ante las municipales, que el AVE estuviese sin rematar.

Pero se ha utilizado, al exteriorizar esta opinión -que no es otra cosa-, el concepto "despiste". Y no se ha hecho de forma casual, sino para evitar otro que sonaría peor: "engaño". Para emplearlo bastaría con hacer, por ejemplo, lo que ya se hizo por alguien: acudir a la hemeroteca y comprobar cómo, durante meses, se ha reiterado que las obras estaban en marcha, que todas ellas quedaron licitadas -incluidas las del tramo Lubián/Ourense- y, en definitiva, que no había por qué preocuparse. Punto.

Pues bien, el presidente Feijóo viene de confirmar que eso no era cierto, simplemente por el hecho de anunciar que el gobierno central -y el ministro De la Serna- le había confirmado que los tramos con dificultades técnicas reanudarían la construcción "de inmediato" y que el año 2018 seguía siendo "la fecha de referencia". Solo eso.

Expuesto todo lo anterior, es preciso añadir unas cuantas cosas. Primera, que parece obvio que el cese del director de obras de ADIF no fue por minucias. Segunda, que aun confiando en la palabra del señor Feijóo, necesitará el presidente toda su capacidad de presión para que se cumpla lo que dijo. Tercera, que a Galicia se le debe una explicación convincente del contraste entre las versiones. Porque aquí el más tonto hace relojes.

¿Verdad...?

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