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Ceferino de Blas.

Puentes sin misterio

Para los amantes de las series policiacas, "Bron" es el puente que une Dinamarca y Suecia y conecta las ciudades de Copenhague y Malmö, mediante una impresionante obra de ingeniería que comprende el viaducto atirantado, una isla artificial y un paso subterráneo. En la realidad es el puente de Oresund.

La serie televisiva comienza con la aparición del cadáver de una mujer, conocida política, sobre la calzada justamente en la intersección de las dos naciones.

Investigarán el caso conjuntamente ambas policías y se asigna a dos agentes de distinto sexo, una sueca y un danés. Son personajes de caracteres muy marcados, que resolverán el enigma de este y otros asesinatos. El mundo tenebroso de la narrativa negra escandinava, tan en boga, envuelve los capítulos.

La serie es tan buena que ha tenido imitadores, aunque sin el mismo resultado. Una británica que lleva el escenario al Canal de La Mancha, otra norteamericana que lo sitúa en la frontera entre México y EE UU. Pero si el original siempre es mejor que las imitaciones, en este caso la distancia es sideral.

El puente de Oresund encierra misterios, como otros viaductos que se han convertido en protagonistas literarios o del audiovisual que es lo que cuenta ahora.

Antes los puentes destacaban por sus magnitudes, genialidades de ingeniería y avances técnicos empleados en su construcción en condiciones dificilísimas.

Algunos documentales han revisado los puentes más conocidos del mundo, desde el Tower Bridge de Londres, al de Brooklyn en Nueva York, pasando por el Golden Gate de San Francisco o La Percha de Sidney. Son un prodigio del cálculo matemático, un hito de la tecnología, y una lucha, en muchos casos titánica, contra lo que parecía imposible y puso a prueba la genialidad de los mejores ingenieros de su tiempo. Muchos están rodeados de historia y envueltos en leyendas.

Faltan infinidad de puentes de todas las épocas de multitud de países, que han sido construidos para solucionar graves problemas de movilidad y unir zonas y poblaciones que separan ríos y mares.

Es el caso de los puentes gallegos, que esperan a que alguien se ocupe de ellos. Sin duda tendría éxito un serial documental que conjugue los elementos sociales, históricos y técnicos.

Galicia es tierra de puentes, sobre la mar y sobre sus ríos, de Tui a Ribadeo, desde los románicos a los de última generación. Con tanta historia como el medieval de Ourense, el de Pontesampaio o el románico de A Ramallosa. Pero todos adolecen del relato que enamore.

No lo tiene el antiguo puente sobre el Miño, entre Tui y Valença, al que alude Galdós cuando tuvo que cruzar en barca, porque no estaba terminado. Pese a su historia, desde su construcción atribuida a un discípulo de Eiffel y a los personajes que lo cruzaron, como el Príncipe de Gales, futuro Eduardo VIII y su hermano, futuro Jorge VI, al primero de los cuales entrevistó el corresponsal del Faro en Tui.

Del que no existe literatura ni se conoce vertiente negra es del nuevo viaducto entre España y Portugal. Es tan modesto que no tiene nombre, solo puente internacional.

El puente del Sur de Galicia por excelencia es el que une las dos orillas de la Ría de Vigo, sobre el estrecho de Rande. Hasta ahora se ha distinguido por su funcionalidad y elegancia, hasta el punto de que su perfil figura como uno de los reclamos visuales más utilizados por las agencias turísticas.

Pero carece de misterio. Nunca se hace hincapié en su relación histórica con la batalla de Rande, el episodio bélico más notorio de la Ría, ni con el filón literario de los tesoros del capitán Nemo. Tampoco es conocido por sucesos reales ni de ficción. Ni siquiera los abundantes nuevos novelistas gallegos se han interesado por convertirlo en escenario de algún episodio de sus relatos.

Por lo único que es actualidad, y ojalá deje de serlo pronto porque será señal de que se ha avanzado y por fin se acabe la pesadilla de las obras, es por los trabajos de ampliación, que van retrasados. Habrá que impetrar al cielo para que no desfiguren demasiado su perfil.

En otros puentes también se han acometido, a lo largo de su historia, obras de adaptación y mejora, como el de Brooklyn, en el que se habilitaron tres carriles por cada sentido, pero las modificaciones no afectaron a su estructura visual.

Habrá que ver lo que ocurre con el ensanche y las nuevas plataformas que ampliarán el de Rande. El problema seguirán siendo los accesos, que no se sabrá en qué medida se solucionan hasta que concluyan las obras.

Más allá de la legítima preocupación que suscitan las obras de Rande, queda el fantástico mundo de los puentes, con su poesía, novela negra, historia y tecnología, que reviste siempre un atractivo especial para todos. Y la ficción y sus misterios.

Para los amantes de las series policíacas escandinavas es una suerte saber que la tercera temporada del "Bron" ya está lista en versión castellana. Una buena oportunidad para que se enganchen también los que no la conocen.

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