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Antonio Touriño

El mirador de Lobeira

Antonio Touriño

A clase con la digestión hecha

La comida se le atraganta a Educación. El caso del Ceip Rosalía de Castro de Carril parece hecho a mala leche. ¿A quién se le ocurre que 180 niños pueden comer en dos turnos de media hora? ¿Alguien quiere establecer un récord Guinness en Vilagarcía?

La propuesta es descabellada a todas luces. No es de extrañar que los padres estén de uñas porque además no es la primera vez que se ven ninguneados por la administración. ¿Cuánto tardaron en reponer el viejo tejado?

Pero tanto aquello como el problema con las rutas del transporte escolar son baladíes comparados con la solución buscada para dar cabida a todos los escolares en el comedor.

Educación no puede argumentar que 25/30 minutos es tiempo suficiente para comer. Parece que el consejo hubiera sido sacado de un rancio programa de gestión de barracones. Y ese no debe ser el estilo a emplear porque los comedores escolares serían entendidos como un castigo en vez de como un servicio para los alumnos que, además, también pagan los padres. En absoluto es gratuito.

Para abundar hay que tener en cuenta que esa prestación se destina al sector de población más sensible, sin duda caprichosa, y por tanto que no va a protestar si se marcha sin comer para su casa, bien porque los alimentos estén fríos o simplemente porque no les da tiempo a degustar los dos platos y el postre.

Cualquier trabajador tiene un mínimo de una hora para la comida antes de volver al tajo. Sentarse a la mesa lleva su tiempo y, claro está, a los niños más. Pregunten por ahí...

Pero habrá que pensar también en los cuidadores que estén a su cargo y que a la vez tendrán que recoger al esprint los platos y cubiertos de 90 alumnos y empezar a servir a los otros 90. ¿Cuánto tiempo les llevará el proceso? ¿Cuántos platos se romperán en el camino? Y que no se caigan los restos de la sopa al suelo. ..Va a ser necesaria una férrea disciplina para que salga según lo previsto. Un día tras otro. Mañana sabremos cómo empiezan.

Lo que sí está claro es que Pérez Ares y Román Rodríguez no perdonarán su tiempo de sobremesa. Seguro que aún les alcanza para la tertulia y el segundo café en su mesa con mantel. Ojalá les sirva para reflexionar sobre si los niños de Carril deben ir a clase con la digestión hecha.

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