La historia entretuvo durante unos días a los periodistas de sucesos y quizás le hubiera gustado comentarla a García Márquez, porque ocurrió en Colombia y tiene todos los ingredientes del realismo mágico, una técnica literaria en la que fue maestro. Un avión que transportaba a los componentes de un equipo de fútbol brasileño se estrelló cuando se aproximaba al aeropuerto de Medellín. El lugar del accidente estaba en un terreno de difícil acceso y los restos diseminados del aparato hacían complicada la labor de rescate . Afortunadamente, apareció para sorpresa de todos un niño como de unos diez años de edad que les indica con toda seguridad el paradero de los supervivientes, seis en total, que pudieron recibir enseguida atención sanitaria. Luego, el niño se esfumó tan misteriosamente como había aparecido.

El suceso se difundió inmediatamente a los medios y dio lugar a interpretaciones milagrosas. Tanto que, en algún programa de televisión ,de esos dedicados a comentar hechos aparentemente inexplicables, se le empezó a llamar 'ángel' al niño. La deriva hacia el sensacionalismo religioso parecía imparable, pero en estas un periódico," El Colombiano"de Medellín, localizó al niño autentico y pinchó el globo de las especulaciones más descabelladas . El muchacho en cuestión ya no era tan niño,tenía 15 años, se llamaba Johan Alexis Ramirez y vivía cerca del lugar donde se produjo el accidente de aviación. Cuando oyó el estruendo provocado por la caída del aparato,se desplazó hasta allí en compañía de su padre y pudo indicar a los equipos de rescate el lugar donde estaban los supervivientes. Después se alejó del sitio y volvió a su casa porque un policía lo acusó de haber ido hasta allí para robar.

La historia de Johan Alexis Ramirez me trae a la memoria otros dos relatos legendarios en los que se da por cierta la aparición de unos niños que con sus intervenciones milagrosas hacen cambiar el destino de unas batallas. Uno tuvo lugar en la hermosa ciudad portuguesa de Miranda do Douro, fronteriza con la provincia española de Zamora. Allí, en lugar preferente de su catedral se puede venerar la imagen del 'Menino Jesús da Cartolinha' que podría traducirse libremente al castellano como el 'Niño Jesús del Sombrero de Copa', porque entre sus muchos trajes y vestidos destaca esa clase de sombrero. Pues bien, se atribuye al 'Menino' una intervención milagrosa en favor de las tropas portuguesas que combatían contra el ejercito español durante la Guerra de la Independencia. Los españoles asediaban la ciudad desde hacia meses, los víveres escaseaban y el decaído espíritu de los defensores hacia temer una derrota. Y en esas estaban cuando el 'Menino' intervino para dar ánimos a los portugueses y dirigir las operaciones con una pericia tal que en poco tiempo revirtió el curso de la batalla e hizo recular a los españoles.

El otro episodio milagroso se produjo en Cataluña también durante la Guerra de la Independencia y pasó a la leyenda como el 'Tambor del Bruch'. Combatíamos contra las entonces imbatibles tropas napoleónicas, pero pudimos derrotarlas gracias, entre otras cosas, al vigor guerrero que nos insufló el redoble continuado de un tambor tocado por un niño. El sonido de ese tambor rebotando contra las paredes rocosas de Montserrat aparentaba un ejército mucho más numeroso y los franceses retrocedieron.