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El meollo

¿Y ahora qué?

El meollo de la cuestión está en saber a ciencia cierta cuanto hubo de postureo o de marear la perdiz en el Ayuntamiento por parte de los unos y de los otros a cuenta de la negociación del presupuesto municipal para 2017, y adivinar cuál es el plan B que finalmente va a aplicar el equipo de gobierno del BNG tras ese fracaso negociador.

Como por sus obras los conoceréis, ya sabemos bien que el alcalde Lores y su lugarteniente González apurarán la jugada hasta el último minuto, incluido el tiempo de descuento, en busca de una aprobación in extremis por cualquier circunstancia imprevista o no contemplada hasta el momento. Su libro de estilo en el Ayuntamiento tiene descartado por completo tirar la toalla antes de tiempo; después de tantos y tantos años de gobierno municipal se las saben todas. La oposición en su conjunto reúne a una pandilla de pipiolos al lado de este equipo de gobierno que tiene más costras que un galápago.

Si hacemos caso a lo dicho hasta ahora, ese plan B del BNG pasaría por una prórroga del presupuesto de 2016, puesto que ha descartado la otra opción de someterse a una moción de confianza. Esa vía alternativa parece un camino bastante seguro, puesto que un acuerdo de toda la oposición para echar a Lores de la alcaldía no se vislumbra, hoy por hoy, ni en el horizonte más lejano.

No obstante, esa alternativa supondría un cierto desgaste político, quizá innecesario, y además exigiría el disparo de una de las dos balas de oro que la legislación vigente otorga al alcalde de turno para liquidar cualquier postura obstruccionista y terminar por imponer su real gana dentro de un orden.

Con el BNG de Lores, Carballo y Mosquera (ahora dedicado a otros menesteres provinciales) nunca se sabe bien a qué atenerse. Por ese motivo tampoco resulta fácil aventurar quien fue más de farol en esta negociación fallida: si el gobierno o la oposición. Por distintas razones Marea y Ciudadanos prácticamente se descolgaron de la búsqueda de un acuerdo desde el primer momento. El PSOE quedó de último y pidió la luna. Desde luego, reclamó más cosas que el PP, quien más cerca se quedó de un acuerdo posible que, sin embargo, el BNG consideró inviable a cuenta de una bajada impositiva del recibo de la basura que habría dejado a ambos en un buen lugar ante la ciudadanía.

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