La renuncia del gerente del Hospital do Salnés abre un camino lleno de incertidumbres para la sanidad arousana y si nadie lo remedia se habrá dado el paso definitivo para que el centro se convierta en una "planta más" dependiente del Hospital de Pontevedra.
La comarca se merece más que esa concepción sanitaria. Ha luchado durante veinte años por unas dotaciones serias y el resultado de esa pelea son las magníficas y modernas instalaciones que existen en la actualidad.
Ése, sin embargo, no era el propósito. Los ciudadanos de O Salnés reclaman un centro autónomo en el que las decisiones se tomen en función de sus necesidades. porque la dependencia relega el servicio y las prestaciones a una segunda categoría.
Quizás los efectos no se noten en el arranque de la nueva etapa pero poco a poco se irá comprobando como la oferta baja de calidad. Pez grande se come al chico.
Y en estos momentos, Pontevedra lucha por una ampliación, asunto que sin duda va a provocar que O Salnés vuelva a quedar de lado pues las autoridades deben tener en mente que la inversión realizada en la ampliación ya es suficiente para los 80.000 usuarios asignados a esta parcela de la EOXI.
La plataforma de la sanidad pública debe reunirse cuanto antes. Es necesario empezar a analizar cuáles van a ser los efectos de la pérdida de relieve de un hospital que, parece, ni siquiera necesita ya un gerente.
Llama mucho la atención que no se quiera elegir un equipo serio para dirigir el Hospital do Salnés. ¡Claro que hay gato encerrado!.
Y por tanto también es lógica la preocupación porque el centro no puede quedar anclado en la historia. La comarca debe exigir servicios, sin olvidar que la inversión realizada hay que amortizarla.
Todo lo demás es marear a los profesionales, a los sindicatos, a una junta de personal que no tiene interlocutor, pero sobre todo a los usuarios que jamás sabrán donde tendrán que buscar su curación, o lo que sea.
Y es que en estos momentos ni siquiera saben si tienen que ir a Ande, Montecelo, Provincial, Cunqueiro u Hospital Xeral de Santiago. El embrollo es tan grande que el Sergas debe deshacerlo cuanto antes y explicarlo con claridad. Es de justicia.
