Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La gran ocasión de "Estudio Abierto" en TVE

Si a mediados de los años cincuenta Radio Madrid dio a John Balan su primera gran oportunidad artística, malograda en cierta manera por falta de continuidad a causa de la puñetera "mili", una década más tarde disfrutó de otra ocasión de oro todavía más importante, a través de "Estudio Abierto", nada menos que el programa estrella de Televisión Española.

"Estudio abierto" resultó un bombazo y se mantuvo varios años en la pequeña pantalla, cuando no tenía competencia alguna porque todavía no existían las televisiones privadas. Todo el éxito de aquel programa lo acaparó su presentador José Mª Iñigo; pero lo cierto y verdad fue que dispuso detrás de las cámaras de un inmejorable equipo técnico y de un trío de guionistas de lujo como Jesús Picatoste, Manuel Leguineche y Jesús Torbado. Ellos propiciaron la primera intervención de John Balan en "Estudio Abierto".

Balan no solo actuó en compañía de su puerta a la espalda, sino que también contó su trayectoria humana a Íñigo. El "hombre orquesta" se ganó a los espectadores por la autenticidad y el vigor de su relato cargado de nobleza y sinceridad.

"Mi vida -vino a decirle al famoso presentador- no ha sido un camino de rosas, sino de espinas que soslayar para sobrevivir".

Tras su paso por Televisión Española el hombre providencial para Balan fue Sebastián García Vernetta. Este empresario valenciano, que luego se casó con la popular cantante Salomé. Sebastián tenía una prestigiosa agencia artística con su hermano Enrique (el novio secreto de Rocio Jurado).

Vernetta contrató a Balan para actuar en las mejores salas de fiestas de la capital del Turia, desde el Moulin Rouge hasta Ladys. Luego encadenó otro contrato importante en la compañía del gran humorista Fernando Esteso.

Más tarde repitió en "Directísimo", la prolongación de "Estudio Abierto", de la mano de Íñigo, y actuó también en otros programas televisivos con desigual fortuna.

La trayectoria de John Balan tocó techo y alcanzó su punto álgido en los años setenta. A partir de entonces comenzó su irremediable declive, aunque siguió actuando durante mucho tiempo solo o al frente de algunas orquestas. Incluso protagonizó una serie con su biógrafo Wladimir Dragossán para la Televisión de Galicia.

Cuando el realizador pontevedrés Ángel Peláez cumplió el sueño de su vida y lo llevó a Nueva York en 1984 como protagonista de un capítulo de su magnífica serie televisiva "Vivir cada día", Balan ya había perdido buena parte de su frescura artística. Solo era una sombra de lo que había sido en su mejor momento y quedó visiblemente obnubilado por la grandeza yanqui que tanto había ensoñado.

Compartir el artículo

stats