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Crónica Política

El Área

A estas alturas, alguna de las personas que protagonizan hechos en Vigo deberían hacérselo mirar

A estas alturas, parece claro que alguna de las personas que protagonizan hechos relevantes en Vigo deberían hacérselo mirar. Ejemplos para demostrar que la afirmación no es exagerada sobran, pero como para muestra basta un botón, lo mejor es citar el último. Que sucedió ayer mismo, en un acto que debería haber sido festivo pero se quedó en protocolario, con dudas hasta última hora sobre quienes estarían, y polémica que aún dura.

No se trataba de honrar a un santo patrono ni de celebrar un acontecimiento deportivo: "sólo" de la puesta en marcha del Área Metropolitana que encabeza la ciudad olívica, primera de las de Galicia y resultado de un proceso muy largo y plagado de desencuentros de apariencia burocrática pero en la realidad producto de la rivalidad política entre los partidos y las instituciones y, de forma singular, entre personas concretas y muy relevantes.

Ambas dicen defender los derechos de los vecinos/as que habitan el Área, y es verdad. Pero ocurre, también, que cada uno lo hace pensando en los "suyos" -o sea, sus votantes- y ya se sabe que esas actitudes terminan en conflicto. Y así fue durante años y con otros protagonistas, hasta que en la Xunta se dieron cuenta de que el enfrentamiento permanente favorecía a quien más y mejor "arrastraba público" para su causa -que no era precisamente el PP- y cambió de caras y de táctica y se avino a un diálogo que forzó también la distensión desde la alcaldía viguesa.

La aparente coincidencia de intereses en acelerar la gestión y poner en marcha el Área -un instrumento clave para mejorar servicios a sus habitantes y elevar el peso político y la presencia e influencia de la zona a nivel general- cambió el clima y permitió avanzar decisivamente y firmar la constitución de la nueva entidad.

Pero no todo quedó resuelto. Caballero y Rueda, Rueda y Caballero, políticos expertos, sabían que siempre quedan "flecos" -entre ellos uno grueso; el de la cuestión del transporte- y reservaron cláusulas de solución en los estatuto. Sucedió que aquella cuestión se embraveció, las cláusulas -de momento- no han servido y se abrió una muy agria polémica en la recta final. El alcalde acusó a presidente y vicepresidente de la Xunta de "boicotear" a Vigo y Rueda calificó de "chiringuito" un proyecto que contribuyó decisivamente a alumbrar.

En este punto cabe una reflexión que las partes deben acometer ya: el proyecto que ayer echó a andar es demasiado importante, y su trascendencia tan sustancial que nada ni nadie debe ponerlo en riesgo. Todos están condenados a entenderse y, si fracasa, habrán de asumir las consecuencias.

¿No...?

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