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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El cruce

Así pues, metido como está el gobierno del PP en un dilema de difícil salida, llama la atención que el presidente de la Xunta haya decidido participar en la contienda interna. Lo hace, desde luego, dando la impresión de que está al margen, pero ya intervino en la polémica sobre la continuidad o no de De Cospedal como número dos del partido, y mete presión ahora -también sin referencia directa- con la posible limitación de los mandatos.

Consiste en elegir entre bajarse los pantalones ante la oposición hasta las fronteras del pudor o convocar otras elecciones. Y en ese marco, delicado, llama la atención que el presidente de la Xunta eche más leña al fuego interviniendo, cara al congreso de su partido -anunciado ya para febrero- en la polémica interna acerca de la continuidad o no de la señora De Cospedal como número dos del partido.

Desde luego es cierto lo que dijo anteayer el presidente Feijóo; en Galicia el secretario xeral del PPdeG dejó el cargo para mantenerse como "hombre clave" -afirmó don Alberto-, y vicepresidente y conselleiro en la Xunta. Y su declaración pareció una declaración de principios sobre la organización interna del PP que para no pocos tendrá significado concreto. Lo mismo que su insistencia en limitar a tres sus propios mandatos, que son las veces en que Rajoy lo mantuvo.

Parece un recordatorio, que también se interpreta en clave congresual como posible aspirante a una probable renuncia de don Mariano a la candidatura al Gobierno aunque no a la presidencia del partido. En el caso, por supuesto, de que se viera obligado por la cerrazón del PSOE y la demagogia de Ciudadanos a convocar nuevas elecciones antes del próximo verano.

Hay otros indicios de que el señor Núñez pudiera estar meditando su posible futura candidatura al Gobierno de España. Su reiterada oferta de diálogo, la condición de supramilitancia que hizo al proclamarse "militante de Galicia" y su invitación -otra vez en un medio foráneo- a la oposición para que no lo tenga por "un rival" puesto que limita por voluntad propia su periodo de gobierno, semeja una llamada a lo que muchos españoles desean: "sí" a los partidos democráticos pero "no" al partidismo "hooligan".

Se trata, claro, de una especulación, pero argumentada en indicios sólidos y en hechos tales como que el presidente Feijóo obtuvo mayoría absoluta en las tres legislaturas sucesivas y en todo el periodo de crisis, caso insólito en Europa que constituye un enorme capital político, el mayor del PP. Y que compensa con creces su aparente desventaja frente al apparat, dividido entre cospedistas, sorayistas y jóvenes ambiciosos.

¿No...?

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