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Antonio Touriño

El mirador de Lobeira

Antonio Touriño

Cuando Fexdega era más que un galpón

Los recintos feriales por los que apostó la Xunta de Galicia hace un cuarto de siglo están desfasados, pero en aquel entonces raro era el Ayuntamiento que no aspiraba a contar con tales instalaciones con el respaldo unánime de las fuerzas vivas.

Así proliferaron estos entes que bajo la ventajas de las fundaciones nacieron en Vigo, Ourense, Vilagarcía, Silleda y tantos otros lugares porque se consideraban como verdaderos motores de una ciudad.

Por fas o por nefás aquel prestigio inicial de las instituciones fue decayendo hasta tal punto que el terremoto económico solo dejó en Vilagarcía -y en otras localidades- el esqueleto de aquel organismo que pretendía aglutinar los intereses empresariales e industriales de la comarca que acogía las instalaciones.

Es imposible olvidar que una de las primeras ciudades que apostó por este modelo fue Vilagarcía cuando presumía de ser la octava ciudad de Galicia -puesto que también perdió por el crecimiento poblacional de Narón-. En la capital arousana surgió la primera Feria Multisectorial que muchos recuerdan que se celebraba al aire libre en la explanada portuaria. Su éxito fue tal que sentó las bases para crear la fundación que no solo organizaba ferias sino que era uno de los polos de dinamización de la ciudad durante muchos años.

Para ello ha sido necesario una potentísima inversión a lo largo de los años que los empresarios estiman en más de veinte millones de euros, unos 3.000 millones de las extintas pesetas. No está mal.

Y ahora, de un plumazo, lo que era una institución en toda regla se queda en una hermosa nave con una excepcional ubicación en el centro de la ciudad, pero con contenidos de escasa relevancia pues se reserva para miniferias, algunas actividades deportivas, parque canino y zona de servicio para autocaravanistas que lleguen a la ciudad. Otro chasco.

Quizás sea el momento de buscar un nuevo modelo para que estas espectaculares instalaciones vuelvan a convertirse en el núcleo económico de la comarca.

Vilagarcía es la capital de O Salnés y, como tal, debería hacer una apuesta más ambiciosa que tener otro local. En caso contrario tampoco es mal sitio para el ambulatorio. A lo mejor se acabarían las guerras con el Puerto.

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