Tenemos en Marín un problema peliagudo aunque, nos parezca muy normal que haya casi una decena de personas abandonadas a su suerte a bordo de un barco carguero, pidiendo auxilio porque no quieren volver a su país donde les esperaría, dicen, una muerte segura. El río de humanos que llega cada día desde las zonas del horror, sea por guerras, por hambre o por cualquier otro motivo, es imparable y no hay otro remedio que atenderles porque, principalmente, son seres humanos que requieren alimentación, comprensión y compañerismo. Nada podrá evitar el inmenso caudal humano que nos llega desde el sur del mundo por motivos de guerra, de persecución, de hambre y de abandono y no nos queda otra que echar una mano a quienes necesitan de nuestra ayuda inmediata. Los tripulantes de carguero que han conseguido el asilo político por el riesgo de sus propias vidas, se enfrentan ahora a la necesidad de ayuda y todos, de alguna manera más o menos explícita, estamos obligados a ofrecérsela porque, hoy por tí mañana?ya veremos, estamos expuestos a situaciones semejantes. Bienvenidos a la civilización