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desde mi atalaya

Manuel Torres

El templo antiguo abandonado

Así como la semana pasada hablábamos del LX Aniversario del templo nuevo, hoy debemos insistir en el abandono en que se encuentra nuestro secular templo antiguo, que presenta una situación deplorable, arruinada y cerrada al culto, lo que transmite una sensación de abandono y desolación, para cualquier marinense. Y no debemos olvidar que es el último edificio representativo de nuestra historia secular, pues nuestra villa entró en la historia documentada en 1112, con la donación de la reina Doña. Urraca, del "Coto de realengo de la villa y puerto de Marín" al noble Diego Arias de Deza. Pues ésta vieja iglesia es lo único que nos queda de ese legado histórico de más de nueve siglos, junto con la "Granxa da Costa", que los ignorantes y atrevidos quieren cambiar de denominación.

Allá ellos, nosotros seguiremos defendiendo los antiguos topónimos, porque forman parte de nuestra historia y cambiarlos o modificarlos, supone la tergiversación de la historia y como consecuencia el olvido de la misma.

Volviendo al tema de nuestro comentario, queremos volver a denunciar la situación de abandono en que se encuentra la vieja iglesia, en claro peligro de producirse un daño irreparable, y cerrado al culto lo que imposibilita que los marinenses podamos asistir a nuestro templo.

No olvidemos que cientos de creyentes han sido bautizados, recibieron la primera comunión, se casaron y la comunidad les despidió. Por ello el cariño y la devoción que representa la vieja iglesia para generaciones de marinenses son muy profundos.

El templo antiguo es un tesoro que todo marinense debemos proteger y cuidar. Levantada hace más de cuatro siglos sobre una ermita románica, es además el último vestigio pétreo de nuestro pasado que permanece en pie. Y en éstos momentos está en precaria situación y abandonada por los que tienen la obligación de mantenerla.

Con la llamada que desde éste comentario ya hicimos, lo único que conseguimos fue que vinieran a ver su situación, y la promesa de su mantenimiento. Pero esto no es suficiente.

Es necesario y urgente hacer un estudio completo de su situación, y tomar las medidas para devolver la iglesia a su actividad, a aquella para la que fue construida. Pues muchos marinenses echamos de menos la diaria misa de las nueve, por ejemplo. No conocemos los mecanismos administrativos, para que los responsables de su conservación: Xunta, iglesia y corporación, tomen las medidas necesarias, y no tenerla así cerrada y arruinada.

Pero a alguien tendría que caerle la cara de vergüenza, a no ser que pretendan dejarla caer, que como algunos dicen todo es posible. Por eso esta situación es vergonzosa e inadmisible, y alguien tiene que responder rápidamente y tomar las decisiones oportunas para devolverla a su función secular. Así lo deseamos y esperamos los marinenses.

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