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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Las puertas

De modo que, ahora que el maldito asunto de las "puertas giratorias" parecía, si no olvidado, relegado a un segundo plano, la inefable ex/conselleira de Facenda de la Xunta y ex/secretaria de Estado de Presupuestos lo ha resituado en el mismo centro de la polémica. O sea, eso de que cuando a un alto cargo lo cesan, sale por una puerta y entra por otra para llegar a un puesto mejor retribuido que el anterior.

Conste que su pérdida de atención pública se ha debido no tanto a que quienes lo denunciaron como uno de los males mayores del sistema lo consideraron resuelto, sino porque ellos mismos, los que iban a limpiar, fijar y dar esplendor a la res publica optaron por fórmulas parecidas a las antiguas y allí donde tienen poder llevaron a cabo una fulgurante campaña de colocaciones a dedo en puestos excelentemente pagados con cargo a fondos públicos. Y cuando no había vacantes para amigos o parientes, se creaban y punto en boca.

(No es una imagen ficticia ni carece de ejemplos con los que robustecer el argumentario. Municipios como los de Madrid, Barcelona, Santiago o Ferrol se han convertido en el escaparate de los defectos de esa nouvelle politique que tanto se parece a la anterior. Y por eso, conviene repetirlo, callaron los denunciantes, no por sentir el peso de la conciencia ni por arrepentimiento de sus actos; solo para disimular).

El caso de Fernández Currás no es stricto sensu el típico de "puertas giratorias", puesto que doña Marta se va a la empresa privada para trabajar en faceta distinta teóricamente a la que ocupaba en la Administración. Pero solo los muy ingenuos creen de veras que las relaciones que se hacen en puestos como los que ocupó no le abren puertas, giratorias o fijas, a excelentes oportunidades.

Eso deberían entenderlo tan bien como cualquiera las gentes del PP, que tanto han padecido y padecen su asimilación desde la izquierda a una banda de delincuentes. Pero no lo entienden, y por eso no cierran esas puertas giratorias como esta de Currás -y otros- y los justifican con referencias a una legalidad hecha para saltársela con facilidad a las primeras de cambio.

Y ya puestos, asombra que desde el PSOE se critique lo ocurrido con la "ex" porque aquí nadie olvidó la buena fortuna de ministras como Aído o Leire Pajín, que tras ascender adonde nunca debieron llegar, fueron después recompensadas con puestos opíparos en otros lugares. O la de la maléfica Magdalena Álvarez, que obtuvo lo que hay quien llama "un chollo" en un banco europeo, semioficial, del que dimitió por causas judiciales. Quizá porque olvidó que casas con dos puertas son malas de guardar.

¿Eh...?

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