Me había prometido a mí mismo no hacer comparaciones ni hacer referencias a otros artistas para hablar del que se quiere escribir, pero en éste caso es imprescindible recordar a uno de los más importantes artistas españoles del pasado siglo: Fernando Zóbel. Porqué? Porque simple y llanamente Fernado Zóbel fundamentó el grueso de sus creaciones en dibujar y desdibujar los sentimientos?, el alma de las cosas en una abstracción amable? como diluyéndose, lo mismo que Lola Figueiras trata de hacer a través de sus pinturas y fotografías.
Al hacer un recorrido por la exposición de Lola Figueiras observamos como la materia desaparece para dar paso a la lectura del sentir, de la morriña y de la languidez. Los colores son las tonalidades más íntimas de nuestra Galicia que nos arropan, guían y envuelven en todos los momentos de nuestras vidas. Los matices de sus obras de pequeño formato, están tratadas con ternura, como acariciando? difuminando los sentimientos.
Las obras expuestas no tienen título, quizás estén esperando que el espectador las adopte y les llame por el nombre que a cada uno le surja de su interior, porque sus obras son intemporales, pintan el aire, y la luz que se desvanece entre ocres, azules y grises?, lentamente. En un aparte, como encriptadas bajo un vidrio, una docena de obras de reducido formato afloran distintos momentos que nos enseñan el estado de un interior que el visitante identificará como conocidos.
Bajo el título de "Poemas visuales" la exposición de Lola Figueiras está compuesta por una treintena de obras entre fotografías y pinturas que podremos admirar en la sala 0 del Centro Cultural Marcos Valcárcel durante todo el mes de noviembre. Se trata de una exposición que merece la pena visitar, de una artista en estado puro.
