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La semana de A Ferrería

Menores, alcohol e hipocresía

Los problemas generados por el alcohol son un drama para muchas familias y lo es más si le toca de cerca a adolescentes. Cuando se confunde pasarlo bien con borrachera, una tendencia que se ve reflejada desde hace años en los "botellones", es cuando nos encontramos con noticias como la reciente muerte de una niña de 12 años por coma etílico en Madrid, o la asistencia a Urgencias del Complejo Hospitalario de Pontevedra cada fin de semana de menores de edad por intoxicaciones etílicas.

No se puede ocultar que a este asunto del "botellón" le rodea una gran dosis de hipocresía por parte de una sociedad y de unos políticos que llevan años mirando para otra parte, siendo permisivos o incluso fomentando la ingesta de alcohol con fiestas en plena calle con gran presencia de menores. Por centrarnos en Pontevedra sirva como ejemplo las noches de peñas en el mes de agosto con la excusa de la celebración de la fiesta taurina. Niños que empiezan a beber a las cuatro de la tarde en las calles con la permisividad de todos, y que acaban en Urgencias o tirados inconscientes en una esquina. Son días en los que el "botellón" toma el centro de la ciudad durante el día y la noche con el visto bueno de las autoridades locales a un espectáculo dantesco. Y la pregunta es clara: por qué se permite esta barbaridad. Para el Concello se trata de una fiesta auspiciada por los jóvenes y ya arraigada. Semejante argumento le basta para justificarla y mantenerla.

Nos echamos las manos a la cabeza cuando escuchamos casos como los relatados, pero no ponemos reparo alguno, ni padres ni autoridades, al ver a los menores de edad salir de casa cargados con esa preparación de alcohol en garrafas de cinco litros, e incluso nos mostramos permisivos cuando llegan borrachos de madrugada.

Es un contrasentido que en Pontevedra se fomenten actividades como Noites Abertas en la búsqueda de alternativas para los jóvenes en las noches del fin de semana, y a la vez se mantengan fiestas como las de peñas para vergüenza de toda una ciudad, o no se controle la presencia de menores en el "botellón".

La hipocresía es mayor todavía en nuestras autoridades sanitarias, capaces de montar una y mil campañas contra el consumo del tabaco y prohibirlo en el interior de los locales públicos, mientras parecen insensibles ante los botellones de nuestros jóvenes que inundan la geografía española. Eso sin hablar de los daños en la salud que causan a los residentes que viven en el entorno y los padecen un fin de semana tras otro durante años.

Es un debate lleno de hipocresía y falto de responsabilidad por parte de todos. Desgraciadamente esta pasada madrugada una buena tanda de menores habrá necesitado atención en el servicio de Urgencias de algún hospital por coma etílico. Sin embargo, todos seguiremos mirando para otro lado y cuando se quiera solucionar este grave asunto, para muchos jóvenes será ya demasiado tarde. Y volveremos a lamentarnos.

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