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Ritos de paso

Forrest Trump

Puestos a elegir, no sé qué me resulta más deprimente, si la victoria de Trump como presidente de los USA o el discurso de investidura de Nuñez Feijóo como presidente de la Xunta de Galicia. Los dos hechos son fruto de lo mismo, de la banalización de la política, fenómeno ya antiguo, del aprovechamiento que hacen algunos de los ríos revueltos, sean el Mississippi o el Miño. Hasta la última campaña gallega, nunca se había visto sudar a Feijóo en ninguna parte, y menos que en ninguna parte, en un debate televisivo. Pues lo vimos, con lo cual pudimos constatar que no es un replicante de "Blade Runner" sino un ser humano normal y corriente, que pide el AVE a Lugo y un chorizo con patacas de Betanzos. Seguro que Rajoy le dará todo y algo más con tal de que siga en Galicia hasta el fin de los tiempos y no le toque la sucesión. También, hasta las pasadas elecciones gringas, no sabíamos con certeza si existían replicantes; ahora ya lo sabemos: la mujer de Trump es una de ellas, sin duda. ¿Por qué nos tenemos que preocupar entonces? Un hombre casado con una replicante no puede ser malo ni puede hacer el mal. Además, y aunque no lo parezca, hay un poco de ternura de coeficiente intelectual bajo en el personaje Trump y en el ser humano Trump, estoy seguro, como en el Forrest Gump que interpretaba Tom Hanks. Donald Trump será un presidente que pasará a la historia con un par de líneas, poco más. Los medios estadounidenses se empeñaron en cargárselo avant la lettre -toda la prensa, salvo tres cabeceras, tomaron posición a favor de Clinton- se empeñaron en crear la opinión dominante y contribuyeron a avivar el fuego enemigo. No debieron ver ninguno de los tres debates: ni una sola idea, ni una sola propuesta interesante, solo bocanadas de torpeza, insultos y miseria humana, esas cosas que gustan tanto al ser humano cuando repercute en masa, cuando va al fútbol o a votar. El primer recuerdo que tengo de un presidente USA es el de JFK. Aunque yo era un niño casi tan pequeño como John John saludando militarmente en el entierro de su padre, Kennedy ha crecido en mi memoria y sigue siendo, con todas sus miserias, una de las personas que pudo ser mucho y no fue. Después de eso, qué importa si Trump o si Clinton, la única diferencia es por dónde se decantará la porquería, si por la industria del armamento o por la de las energías sucias. ¡Si hasta el AVE va a llegar a Lugo!

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