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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El dibujo

Así que, si las cosas van como debieran, en los dos días que vienen una buena parte de lo que será Galicia en los próximos cuatro años quedará dibujada desde el hemiciclo de su Parlamento. Primero, claro, desde el contenido del discurso de investidura que pronunciará el presidente Feijóo y, segundo, por el tono y el fondo de lo que responda la oposición. Y no se olvide que uno y otra serán referentes en todo el Estado.

Dicho de otro modo: si la mayoría absoluta -única en España- del PPdeG cumple lo que aseguró el candidato y gobierna como si no la tuviese, y dialoga y llega a acuerdos con la oposición, se convertiría en un referente para las Cortes Generales, donde hay otra aritmética pero la misma necesidad. Y de esa forma este antiguo Reino consolidaría la influencia estatal que, por fin, logró el 25/S.

No va a ser fácil ni una cosa ni la otra. Primero por la propia naturaleza del oficio y segundo por el hábito, maligno, que unos y otros tienen de confundir "control" con rechazo sistemático. Pero si al menos por una vez ambos entendieran que la "nueva política" en Galicia recibió una patada en el culo, y que la "antigua" en forma de victoria rotunda no es para siempre, todo sería más fácil.

Es verdad que para llegar a plantearlo siquiera hace falta, vistos los precedentes, una gran dosis de imaginación. Y una mayor todavía de generosidad, dotes ambas de las que no anda muy sobrada ninguna de las partes en las que se divide la Cámara. Pero también es cierto que la urgencia obliga, y el país va a exigir de todos un cambio: menos palabras y más hechos medibles.

Y es que dados los resultados del 25/S, los actores de la vida pública habrían de fijarse más en lo que significan. Para los ganadores, que la aritmética asegura la victoria, pero no siempre la razón ni elimina los errores. Los derrotados, que se les acabó la monserga, absurda, de creer que los únicos votos "democráticos de verdad" son los suyos y el resto fruto de intrigas palatinas o de conjuras mediáticas. Y que por tanto es discutible la legitimidad de los resultados.

Lo cierto es que Galicia necesita de todos, de un acuerdo básico que, desde la generosidad del gobierno para dar tiempo a que la oposición razonable se rehaga y la sensatez de ésta para colaborar en lo que el país precisa, se aborden de una vez problemas tan graves como el demográfico, el agrario, el pesquero o el de las reformas administrativa y territorial. Por ejemplo.

(Procede insistir: el señor Feijóo, hoy, es un referente estatal y su propuesta de investidura, como titular de una nacionalidad histórica, puede marcar una vía a seguir. Y la respuesta de su oposición, también. No...?)

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