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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Las cajas

Pues la verdad es que la decisión del PPdeG de reactivar la Comisión de las Cajas, ahora que hay fallo del Supremo en el asunto de las indemnizaciones -ya que el de la fusión stricto sensu sigue sumido en las tinieblas- tiene difícil explicación. Porque es uno de esos insondables misterios propios del oficio político, o responde a criterios de oportunismo o de mala conciencia.

De las tres opciones, la primera es difícil de admitir, porque el PPdeG ya tuvo ocasión, durante tres años, de redactar las conclusiones -y eliminar el misterio- de la chapuza en que convirtió la "investigación" parlamentaria. Y la tercera es imposible, porque está probado que en el menester al que se dedican unos y otros la conciencia es un bien muy escaso.

Queda,pues, la otra, que es la más habitual en el oficio. El oportunismo le viene al pelo al PP primero para adelantarse a la petición de los otros Grupos y así dirigir la comedia y, amparado en la sentencia del alto Tribunal, eliminar las sospechas que sobre el proceso de fusión y sus manejos recaen desde que se concibió. Lo malo -para él- es que los fallos judiciales hay que acatarlos pero no necesariamente compartirlos, y tanto el de la Audiencia Nacional como el del Supremo, dejan serias dudas de los motivos por los que los informes del FROB y del Banco de España ni siquiera se tuvieron en cuenta y, además, de los motivos de la extraña calificación del recurso ante el Alto Tribunal en que habló de "escaso castigo" pero no lo amplió.

Dicho ello -desde el animus opinandi, por supuesto- procede añadir que la actuación, ahora, del Parlamento, tiene poco sentido como no sea el de aprovechar que hay cosa juzgada -pese al recurso ante el Constitucional y quizá ante el Tribunal Europeo- para hacer casar las tesis de algunos destacados miembros de la Xunta de entonces, y de unos cuantos de sus amigos, para intentar que se cierre talcomo uno de los episodios más oscuros desde la transición y que se dé con la pérdida de miles de empleos y daños económicos importantes para eso que tanto dicen cuidar las gentes del oficio político: las arcas públicas.

Nadie sabe -probablemente ni ellos- qué hará la oposición cuando el asunto se debata. Es posible que, como es habitual, sólo busque ruido, y en ese caso sumará otro ridículo al anterior, aparte de una derrota en caso de votación. Claro que si quieren aproximarse a la verdad no tendrá otro remedio que ponerse a trabajar en serio, indagar, preguntar y, en definitiva,reeditar para algo más que redactar conclusiones, aquella Comisión de Investigación que se quedó en nada porque apenas interesaba más.

¿Eh...?

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