Faro de Vigo

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Ceferino de Blas.

Hace 163 años

En los años 20 llegó a la Redacción de FARO un viejo documento consular. Era una comunicación que el agente de Francia en Vigo envió al cónsul de A Coruña, el 30 de noviembre de 1853. Le comunicaba que ya no volvería a publicarse la hoja informativa de los buques que hacían la cuarentena en la isla de San Simón.

La razón era que desde el 3 de noviembre se publicaba un periódico "mercantil" que aparecía dos días por semana e incluía la relación de los barcos que llegaban y salían del puerto. Los procedentes de América eran desviados al lazareto de San Simón a hacer la cuarentena.

Por lo que, exponía el agente vigués a su homónimo coruñés, aquellas hojas informativas, tan útiles para consulados, consignatarios, entidades interesadas y profesionales, habían dejado de publicarse.

En la Redacción se recibió con alborozo aquel documento, que contenía un dato hasta entonces inédito. FARO había tenido tres precedentes. No solo los dos hasta entonces referenciados: el boletín de cuando Vigo fue provincia, y "El Gratis", una hoja publicitaria. También hubo una Hoja Marítima periódica, que se imprimía semanalmente en la imprenta de Lema, la misma de donde salió el primer ejemplar de FARO un día como hoy, hace 163 años.

Era la constatación del carácter de servicio público del periódico, ganado desde los primeros ejemplares. No solo había llegado al estadio de la prensa a informar, como decía el editorial fundacional, sino como servicio público.

Ambas funciones, tan estrechamente conectadas, siguen siendo la esencia del periódico día a día.

En el desarrollo de ese objetivo son innumerables las cuestiones que quedan impresas en sus páginas. ¿Cuántos datos de asuntos que fueron más o menos relevantes en el pasado no se habrían perdido si no estuvieran recogidos en el FARO? En multitud de ocasiones es la única fuente historiográfica.

De ahí que constantemente los investigadores y curiosos buceen en sus tomos a la busca del episodio o el dato que no aparece en parte alguna.

La confianza que se ha ganado el periódico, como servicio público y fuente documental, la refleja el testimonio del ciudadano que llegó, hace pocos días, a las oficinas de la calle Policarpo Sanz a preguntar si aparecía el nombre de un pariente que había viajado hacia 1900 a Sudamérica.

Ahora que se rememora la figura de García Lorca, por el nuevo intento de encontrar sus restos, y al cumplirse los 80 años de su asesinato, ¿quén recuerda al Comité de Cooperación Intelectual de Vigo que fue el que promovió la presencia de "La Barraca" en el parque de "Las Chabolas"?

En FARO está toda su trayectoria: desde su fundación en febrero de 1932, los vigueses que lo integraron -Eduardo Cabello, Gómez Román, Eugenio Fadrique, Trillo-, y la importancia de los actos culturales que organizaron. Se desarrollaban en el teatro García Barbón, desde conferencias, como la del aviador Iglesias, que presentó la expedición científica a las fuentes del Amazonas, a grandes conciertos, como el de Regino Sainz de la Maza?

Estas referencias de cuestiones tan mentadas en su tiempo y que ilustraron a los vigueses, quedarían sepultadas si no las contuviese el FARO, "biblia" documental, imprescindible para Galicia.

Información y noticia están íntimamente vinculadas al servicio público que debe desarrollar un medio de comunicación comprometido con su territorio. Una esquela que anuncia el fallecimiento de un vecino es una información indispensable para una colectividad. El periódico suple con su inserción las notas que antaño se clavaban en un poste o en la puerta de la iglesia para anunciarlo.

La referencia de un acto o una exposición en una galería o centro de arte es imprescindible para que los ciudadanos lo sepan. Y así sucesivamente.

Por eso, cuando el FARO facilita una noticia, incluso de un episodio aparentemente nimio que ocurre en su territorio, cumple el cometido de transmitirlo y ejerce la función de servicio público. Ha ocurrido un hecho y es su obligación contarlo.

Quienes busquen la explicación de por qué este periódico ha durado tantos años ya tienen respuesta. Es la razón de que a lo largo de más de siglo y medio haya visto desaparecer decenas de competidores, que nacieron en Vigo para socavar su hegemonía. Sin éxito. Por eso es el decano de la prensa gallega y española, y hoy celebra 163 años.

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