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José Manuel Ponte

inventario de perplejidades

José Manuel Ponte

Un gran servicio a España

Siempre hay gente aficionada a reinterpretar la historia a su gusto o como se dice en conocida expresión coloquial "arrimar el ascua a su sardina". Estos días, por ejemplo, hemos conocido varias versiones sobre la defenestración política de Pedro Sánchez, incluida una del propio afectado que todavía maltrecho por la caída tuvo el cuajo de someterse a una entrevista de Jordi Évole en la Sexta. Según el último secretario general del PSOE, y candidato frustrado a la Presidencia del Gobierno, Felipe González, Juan Luis Cebrián (diario El País y la SER) e importantes empresas del Ibex 35 conspiraron para impedir un gobierno alternativo al del PP, en cuanto se supo que ese nuevo ejecutivo pudiera surgir de un pacto con Podemos y contar además con el apoyo parlamentario de los partidos nacionalistas periféricos.

De la conciliación de intereses entre Felipe González y Juan Luis Cebrián no hay que sorprenderse porque esa es una sintonía que se remonta a los primeros tiempos de la Transición y funcionó a la perfección cuando hubo que librarse de Borrell después de que este tuviese la osadía de ganarle las primarias a Joaquín Almunia en contra de los designios del patriarca. Los términos del negocio eran claros. El PSOE de González nunca propiciaría la aparición de una prensa más a la izquierda y a cambio "El País" le cortaría el paso a cualquier dirigente que fuera más allá de lo que ideológicamente representaba González a cambio de disfrutar en exclusiva del suministro de alfalfa editorial progresista a ese amplio sector de la opinión pública harta del predominio de la prensa conservadora que venía del franquismo. Y algo parecido podría decirse de las supuestas presiones de las empresas del Ibex, entre las que Pedro Sánchez citó expresamente a la Telefónica que presidía César Alierta y dejó reconocibles en la penumbra al BBVA, al Banco de Santander y a la Caixa, que se cuentan entre los acreedores principales de los medios que gobierna Cebrián.

Todo esto ya era cosa sabida entre el público medianamente informado, pero constituyó una novedad sensacional que pudiéramos oírlo de labios del último secretario general de lo que queda del PSOE, aquel partido que fue protagonista principal de los últimos cuarenta años de la monarquía borbónica restaurada.

Pero no se agotan aquí las versiones sobre la defenestración de Sánchez ni sobre las maniobras en la sombra que propiciaron la investidura de Mariano Rajoy. Algunas tan curiosas como las que hace públicas Luis María Anson en su habitual colaboración en un diario madrileño. Según el veterano periodista y académico de la RAE, el principal muñidor de la conspiración contra Sánchez fue Felipe González. El expresidente socialista se dio cuenta de que había un pacto entre Sánchez, Podemos y los nacionalistas periféricos para formar gobierno y con el apoyo de los principales dirigentes del PSOE descabalgó al hasta entonces secretario general en lo que él llama un borrascoso fin de semana.

"Gran servicio a España" -escribe Anson- el del hombre de Estado que consolidó la democracia en nuestro país y engrandeció al PSOE". Qué lejos queda este Anson de aquel otro que conspiró contra González para echarlo del poder acusándolo de practicar el terrorismo de Estado, cuando se conocieron las actividades del GAL.

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