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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El estreno

Así pues, visto lo que fue la sesión constitutiva del Parlamento gallego, es posible ya imaginar, siquiera en esquema, un adelanto de lo que podrían ser las demás. Porque lo que le espera, por ejemplo, al señor Feijóo de sus adversarios es, y no se precisan profetas para adelantarlo, un rifirrafe permanente y a cara de perro, porque no le van a reconocer de buen grado la aritmética que le favorece ni a darle facilidades para aplicar lo que pidió en la arenga a los suyos: "gobernar" -y sostener al gobierno- "como si no hubiese mayoría absoluta".

Ocurre, eso sí, que habrá de aprovecharla, su señoría Núñez, para usarla en la medida en que no logre ampliarla al abordar una serie de asuntos vitales para este antiguo Reino y que hasta ahora se han quedado, sino en un segundo plano, al menos en lugar poco vistoso del orden de prioridades desde la óptica de su enjundia.

Y es que, salvo en el último año, donde casi todo tuvo ya carácter electoral -entre otras razones porque lo ha sido, y doble, en términos de Estado- se le ha dado aquí más atención a la contabilidad que a la política. Y como aquella solo cede su lugar ante las urnas, hubo que esperar a la convocatoria del 25-S para que la Xunta moviese ficha y aunque las cuentas se le descalabraran un poco, dedicó más dinero y talento al voto que al resto de sus necesidades.

Por lo demás, el estreno fue una especie de crónica de la nada. Porque aparte lo dicho,nada hubo que llamase la atención; si acaso, el "susto" que el presidente Feijóo había dado a los aspirantes de su partido cuando se declaró solo "relativamente satisfecho" con la tarea de la pasada legislatura. Dió alas -breves- a la rumorología sobre cambio o cobijo en la Mesa de la Cámara para algún descarte en la Xunta, pero ni eso. Solo la reducción de aspirantes, por ejemplo Diego Calvo, que sonaba para conselleiro se quedó en vicepresidente primero. O Tellado, que se conformará con la portavocía adjunta. Y gracias.

La oposición, queda expuesta a la espera de que finalice el recorrido por su propio laberinto.Leiceaga, que hablará por el PSOE, aún no sabe si entra o sale;Villares, de En Marea, había anunciado protestantes en el anfiteatro, pero se quedaron fuera, y eso puede ser un síntoma. Allí arriba estaban los expresidentes, menos Dolores Villario, y también las viejas glorias y otras que más jóvenes, tienen menos brillo.

Tampoco hubo claqué, ni bebés en el hemiciclo ni fórmulas de juramento tan pintorescas como algunas de las que patentó Podemos en su debut madrileño. O sea, un estreno aburrido; habrá que esperar a la semana que viene para confirmar la primera impresión. ¿No?

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