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Ignoro a qué urbanista se le ocurrió la creación del callejón sin salida, pero lo cierto es que, a la vez inventarlo, creó una metáfora de amplio espectro. El PSOE, dicen, está en un callejón sin salida. Si facilita el Gobierno de Rajoy, malo. Si no, malo también. Podría darse la vuelta y regresar al punto de partida, que es lo que hace uno cuando se encuentra en una de estas situaciones, pero no, porque a lo que se enfrenta la gestora de los socialistas es a un híbrido entre callejón sin salida y pasillo sin retorno. El pasillo sin retorno, característico de los aeropuertos, es aquel que no te permite regresar una vez que has atravesado su primera puerta. La combinación de callejón sin salida y de pasillo sin retorno es diabólica tanto en la vida real como en la imaginaria. Dan ganas de desmayarse para que vengan a hacerse cargo de uno.

Escuché decir a Guillermo Fernández Vara que la abstención, con el desbloqueo consiguiente del actual escenario político, les daría tiempo, ya en la oposición, para reorganizarse y decidir cuál debería ser la postura de la socialdemocracia frente a los retos de la economía financiera del siglo XXI. Como si no lo hubieran decidido ya. De ahí precisamente su caída y su más que previsible desastre si propiciaran unas terceras elecciones. Parece evidente que el PSOE, desde las últimas debilidades de Zapatero y hasta nuestros días, ha optado por contemporizar con los mercados financieros. ¿A qué atribuyen, si no, su desprestigio? ¿Qué objetivo perseguía, en caso contrario, el golpe de Estado contra Pedro Sánchez, partidario de crear una mayoría de progreso?

Callejón sin salida y pasillo sin retorno. Una combinación mortal en la que infinidad de contribuyentes se encuentran en la vida cotidiana. Ahora que empieza el frío, muchas familias se ven ante el dilema de comer o de encender la calefacción. O se mueren de frío o se mueren de hambre. La pobreza avanza, víctima también del callejón sin salida y del pasillo sin retorno. Significa que en el muro compacto del callejón se ha abierto de súbito una puerta que conduce al pasillo sin retorno. El pasillo sin retorno conduce a más pobreza, a más recortes de servicios esenciales, a mayor confusión ideológica.

¿Europa como cul de sac?

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