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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La alianza

A estas alturas, después de cuatro años -y si se cuenta el tiempo que lleva en funciones va para cinco-, la verdad es que suena un poco raro que tres de las comunidades en que gobierna el PP hayan de aliarse frente -que no contra- al central, del mismo "color". Y más raro aún que sea para objetivos que o deberían estar alcanzados como el AVE, encauzados como la financiación o resueltos como la política social.

Sin pensar mal, ese acuerdo de colaboración entre Galicia, Castilla y León y Madrid quizá signifique que alguno de los objetivos -o los tres- están todavía pendientes. O sin abordar siquiera, como podría ser un cuarto, el de coordinar una política cultural, que no aparenta la misma urgencia que los otros y por tanto se menciona con menos énfasis. Y esa sospecha se acrecienta al comprobarse que a la reunión de Valladolid asistieron muy altos representantes de las comunidades y no del Gobierno central.

Queda dicho que no se trata de pensar mal, pero es evidente que sí de tener la mosca detrás de la oreja, sobre todo por la ausencia de algún ministro, preferentemente los aludidos por la alianza, e incluso de la señora vicepresidenta Sáenz de Santamaría, pese a su apretada agenda. Lo que daría aún más empaque al encuentro que, visto desde Galicia, está más que justificado, y además en todos los frentes en los que hay reivindicaciones de solera.

Y, con perdón, tampoco faltan motivos para una cierta desconfianza. Por ejemplo en lo que al AVE respecta, porque de un tiempo a esta parte ya no hay noticias, inauguraciones de tramos o anuncios de pronto remate; en lo ferroviario, lo único que consta son trágicos disgustos y cierto recelo desde que Fomento cambió de manos. Acaso por casualidad.

Por lo que a financiación se refiere, el recelo lleva mucho tiempo siendo pura desconfianza, incluso en la Xunta. Porque ya hubo desde Compostela advertencias severas al presunto intento del ministro Montoro de buscar una salida al problema de los independentistas catalanes con el viejo método -o sea, pagando-, pero corregido y aumentado. Lo que perjudicaría, sin duda, a este antiguo Reino y a sus dos aliados. Es decir, que causa para la triple entente, haberla, hayla.

En fin, también en lo que a política social hay elementos que fomentan la suspicacia. Sobre todo en lo que respecta a la Ley de Dependencia, que aprobada por unanimidad en su día, está aún a medio cumplir y eso siendo generosos en el análisis. Un retraso imputable a todos, pero especialmente a los dos gobiernos centrales que se han sucedido y ninguno ha puesto el dinero -su parte- en el plazo que correspondía.

¿Verdad...?

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