Hace unos meses, tuve oportunidad, por razones profesionales, de viajar a la República Democrática del Congo (RDC). La entrada en el país fue por el aeropuerto internacional de N'Djili, localizado en Kinshasa, la capital. Desde ese momento, sigo lo que pasa en ese país con atención. Y, aunque ahora me encuentro residiendo temporalmente en Ghana, permítanme en esta ocasión dedicar estas líneas a la RDC.

El motivo son las noticias que llegan de este país, que no sólo resultan preocupantes, sino que plantean interrogantes muy serios sobre su futuro.

El origen de todas ellas es la negativa del actual presidente Joseph Kabila a dejar el poder después de tres mandatos, sin amparo en la Constitución vigente. El embajador de la UE en la RDC invita a todas las fuerzas políticas a llegar a un consenso político basado en la Constitución mediante el diálogo. Diálogo, convocado por el propio presidente y jefe de Estado, para permitir unas elecciones "apacibles" y "creíbles".

No obstante, varios partidos opositores boicotean dicho diálogo, exigiendo la liberación de los prisioneros políticos; a pesar de que todo mundo es consciente de que sin consenso, "la alternativa, es la violencia". Asimismo, el comisario de la Unión Africana ha insistido en que, sin liberación de los opositores políticos y la reapertura de algunos medios de comunicación, no es posible crear un clima político sin crispación. El gobierno de Washington apuesta por el diálogo para promover la "organización de unas elecciones creíbles, equitativas y transparentes, así como la transmisión del poder de una manera pacífica y democrática". Y por su parte, Ban Ki-Moon, secretario general de Naciones Unidas, señala que "el diálogo tiene que jugar un papel constructivo que conduzca a elecciones creíbles y en tiempo oportuno"

Pero el Partido Socialista denuncia la prohibición de uno de sus mítines y Amnistía Internacional denuncia también la "represión brutal de la oposición". A su vez, surge una nueva plataforma política para acercar las posiciones del gobierno y de la oposición y otra plataforma abandona la mayoría presidencial porque no apoya al presidente.

Por si fuera poco, el ministro de Justicia declara que es "totalmente imposible" realizar las elecciones en el plazo constitucional previsto, por falta de un censo electoral fiable. La mayoría y la oposición se encuentran divididas sobre el orden de celebración de las elecciones, exigiendo ésta última comenzar por las presidenciales y las legislativas y terminar por las locales, porque el mandato del presidente en ejercicio expira en diciembre.

Esta posición parece coincidir con la de EEUU -y la de algún sector de la mayoría gubernamental, juntamente con la de la influyente Iglesia Católica-, que insiste por boca de su enviado en la región de los Grandes Lagos, Thomas Perriello, en la celebración de la elección presidencial "lo más rápidamente posible".

Por otra parte, una agrupación de 33 ONGs se opone a la confección de un nuevo censo electoral, lo que retrasaría la celebración de las elecciones y la ampliación del mandato presidencial durante 5 años más. Hace poco parece que la mayoría y la oposición han acordado comenzar el proceso electoral por las presidenciales. Sin embargo, la comisión electoral ha llamado a postponer las elecciones hasta 2018, de modo que se disponga de más tiempo para el registro de los votantes.

Este es un momento decisivo para la RDC : avanzar por el camino de la democracia o retroceder al abismo de la sinrazón y la violencia. En esas estamos, cuando la chispa de lo peor ha saltado. El lunes 19 de septiembre, último día del plazo legal para convocar las elecciones presidenciales que deberían realizarse en noviembre, una manifestación por las calles de Kinshasa reivindicando la convocatoria electoral se saldó con 50 muertos. Pero la situación no parece mejorar desde entonces.

La opinión pública internacional debiera enviar un mensaje claro: adoptar medidas restrictivas y de sanción, detener el brazo represor, asegurar los derechos humanos y elecciones libres, cumplir el mandato constitucional, garantizar la libertad política y la democracia.

El futuro de la RDC reside en el respeto al funcionamiento de las instituciones y del Estado de derecho. Condición básica para la prosperidad del país. Estaremos atentos a lo que pase en las próximas semanas. Veremos.

*Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid y profesor visitante en la Universidad Kwame Nkrumah de Ciencia y Tecnología de Kumasi-Ghana