La carestía de medios que padece la administración de Justicia es algo de sobra conocido y que no dejan de denunciar funcionarios y los propios magistrados, aunque estos últimos se prodiguen menos públicamente. Unas carencias con las que la mayoría del personal de Justicia está ya acostumbrado a lidiar, incluso con el riesgo de que la cotidianidad acabe por convertir estas penurias en algo que se da por asumido.
Los problemas llegan a herramientas tan básicas para un juzgado como puede ser el sistema de vídeoconferencia. Y no solo padecen esta carencia de recursos los pequeños juzgados de instrucción, que también, sino la propia Audiencia Provincial. Ayer, como es habitual, las dos secciones de lo Penal de la Audiencia, la Segunda y la Cuarta, coincidían a la hora de celebrar sendos juicios de cierta importancia: un complejo asunto por narcotráfico y el juicio por el crimen del congelador de Ponteareas. Y los funcionarios se vieron obligados de nuevo a hacer encaje de bolillos para que las declaraciones que se celebraban por vídeoconferencia no coincidiesen en el tiempo, dado que tan solo hay un dispositivo que deben compartir las dos Secciones. Que cada tribunal no esté dotado de su propio sistema es algo incomprensible hoy en día.
