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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El equilibrio

Conocidas, según la costumbre mensual del INEM, las cifras de empleo, paro y afiliación a la Seguridad Social, en Galicia, como en el resto de las comunidades, se inició de inmediato el baile de los analistas. Y, también como siempre, hay opiniones para todos los gustos: en eso pasa como en las elecciones, que casi todos miden las cosas desde una óptica distinta y con referencias diferentes, y por tanto casi nadie admite una derrota o que las cosas vayan tan mal como parecen.

En realidad -y también como siempre- todos tienen algo de razón y todos se equivocan en algo. Lo que a nadie consuela y mucho menos a los que esperan empleo y no lo tienen o a los que lo tenían y lo han perdido. Por eso seguramente las estadísticas habrían de completarse con estudios sociales acerca de la gente, en qué situación social -además de laboral- se halla y orientación sobre lo que ha de esperar.

Algunos especialistas han dicho ya que la cuestión tiene muy mal remedio mientras los gobiernos, en general, se aferren a los datos puntuales en vez de tratar otras políticas que, si no cambiar el modelo -que no es ni parece posible de un plumazo- ir reformándolo por etapas. Porque los males principales no son sólo coyunturales sino -en Galicia al menos- básicamente estructurales, y eso tiene un arreglo más largo y complejo.

Y es que, al decir de los expertos, la reducción del paro pasa por el aumento en la capacidad de gasto de los ciudadanos que dinamice la producción de bienes de consumo y, con ella la demanda de empleo de fábricas e instalaciones. Pero la capacidad de gasto no sólo pasa por salarios dignos, que escasean, y por la rebaja de impuestos que permita disponer de mayor efectivo a los ciudadanos.

A partir de ahí, otro de los problemas está en el equilibrio, porque la reducción de impuestos mengua los ingresos públicos -ayer mismo daba cuenta este periódico del notable descenso de los de la Xunta- y a medio plazo, si no se corrige con la dinamicidad de la economía, da lugar a recortes para atender servicios irremplazables. O sea, que es la pescadilla que se muerde la cola.

Para resolver el dilema y sus complicaciones parece cada vez más urgente, sobre todo en Galicia, aumentar la apuesta por sectores que proporcionen empleo estable y capacidad competitiva. Lo que no equivale al abandono de otros que ahora mismo están lavando los balances, pero sí un esfuerzo imaginativo a la hora de fijar prioridades. En el terreno industrial por ejemplo se anunciaron planes audaces y modernizadores durante la pre y la campaña electoral, pero nunca más se supo. Y eso es raro.

¿No...?

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