A estas alturas, y después del terremoto, es seguro que hay muchos en el PSOE -el de aquí y el de allí- que, imitando al catalán Iceta, estarán levantando los ojos al cielo para pedir ayuda. Cierto que, como se ha visto esta agitada semana -y de forma concreta en el comité federal del sábado-, sus ruegos no han tenido éxito, pero ahora todos habrán de intentarlo. Sobre todo porque lo pasado puede no ser nada comparado con lo que se les viene encima.
El motivo es evidente: resulta bien sabido que después de los daños, siempre muy graves, de un gran seísmo, se cumple también en ellos la ley de Murphy, y como lo que es susceptible de empeorar empeora, de eso se encargan las réplicas. Y la primera, y sin duda intensa, surgirá tras la decisión que la gestora socialista habrá de tomar acerca de si son preferibles nuevas elecciones o abstenerse, negociando, para evitarlas y darle el gobierno de España al PP.
Se dice "negociando" porque hacerlo gratis no se entendería ni por el más feroz de los críticos al extinto Pedro Sánchez, que intentó la trampa hasta el último segundo de su mandato después de haber envenenado al partido. Algo que era una opinión hasta el viernes pero que con el vodevil del sábado se hizo un hecho, y eso solo lo discuten los hooligans.
En términos de Galicia, las réplicas serán varias y afectarán a las ruinas del PSdeG tanto como al resto. Con cuatro años por delante, y si sus adversarios siguen así, el PP no necesita más que tener paciencia, cumplir lo prometido y sentarse a la puerta de su casa para ver pasar los cadáveres de sus rivales. El primero, por supuesto, el de la gestora del PSOE con Cancela al frente, y ya se verá si también el del frustrado candidato.
Los demás, según. La única que parece tener clara la estrategia es la lideresa del BNG, Ana Pontón, que anunció ya su propósito de "abrir puertas" para recuperar a los cismáticos y probablemente acoger a huidos de otros orígenes. Habrá de contar con la UPG, pero parece mujer de audacia y coraje, y si no la arredró el panorama preelectoral, menos aún -aunque es otra dimensión- lo hará ese otro desafío.
En cuanto a En Marea, es obvio que intensificará ahora su tarea de pescar en el caladero socialista, de forma especial si hay algún tipo de acuerdo PP/PSOE para la investidura, porque aprovechará la siembra de Sánchez y la mala fe inteligente de Iglesias. Y en cuanto a Ciudadanos, aquí bastará con un requiescat.
Dicho ello, ojo a Ferrol, que no es una réplica sino un aviso a navegantes por riesgo de maremoto. De momento, los socialistas en A Coruña se ofrecen a mediar, pero en la nueva situación hará falta la ONU.
Al tiempo...
