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Ánxel Vence.

Crónicas galantes

Ánxel Vence

Sondeos en la Galicia del "depende"

Una vez le preguntaron en la tele a Camilo José Cela si era o no cierto que los gallegos siempre contestan a una pregunta con otra. "¿Quién le ha dicho a usted eso?", respondió Cela, que era de Iria Flavia y además coñón. Quizá el entrevistador se esté preguntando aún si eso era un sí, pero no; o un no, pero sí.

Lo mismo les pasa a los encuestadores que estos días han recorrido Galicia comisionados para la alta tarea de averiguar qué es lo que piensan votar los gallegos el próximo domingo. No se trata de una misión imposible, pero se le acerca bastante.

Los del Centro de Investigaciones Sociológicas, por ejemplo, se encontraron con que un 36 por ciento de los consultados no había decidido aún su voto, lo que sin duda es toda una papeleta para los analistas que se encargan de manejar tal dato.

Tendrán que adivinar a quién se lo adjudican y, sobre todo, distinguir si los indecisos son gente que vacila a quien votar o simplemente ya lo han decidido y se limitan a vacilarle al encuestador. Esto pasa porque las plantillas de preguntas no incluyen entre las respuestas la opción: "Depende", que con toda probabilidad sería la mayoritaria en tierra de galaicos. Aunque no aclarase mucho, ciertamente.

A pesar de esa dificultad de entrada, lo cierto es que la encuesta del CIS y todas las que se publicaron este fin de semana coinciden sin excepción en darle una clara mayoría absoluta al conservador Alberto Núñez Feijoo. Concuerdan también en que el segundo puesto se lo disputarían En Marea y el PSOE, con ventaja de partida para el gremio de mareantes.

De tan notable coincidencia en las respuestas no quedaría sino deducir que los gallegos son un pueblo menos complejo de cómo lo pinta el tópico. Cuando les preguntan sobre el delicado tema de sus opiniones políticas, responden con inesperada franqueza y además le dicen lo mismo a todas las empresas encuestadoras. Su único rasgo de galleguismo consistiría, si acaso, en declararse mayoritariamente de izquierdas (como hicieron en la encuesta del CIS) a la vez que anuncian su propósito de votar, también en mayoría, a la derecha.

Otra cosa, y bien distinta, es que resulten poco predecibles. En las elecciones del año 2009, por ejemplo, casi todos los sondeos auguraban el triunfo de la coalición de socialdemócratas y nacionalistas que estaba al mando de la Xunta. Al Partido Popular que lideraba un entonces no muy conocido Feijoo le concedía el CIS 35 ó 36 escaños: dos por debajo de los que necesitaba para gobernar. Sorprendentemente, o no tanto, el actual presidente se alzó con la mayoría absoluta, que luego revalidaría y ampliaría en los comicios de 2012. En estas últimas, el mismo CIS le pronosticó al PP una ajustada victoria de 38 diputados, que luego se holgaría hasta los 41 en las urnas.

Se ignora si los gallegos, tan habituados a desconcertar a los entrevistadores, volverán a engañarlos esta vez, solo que a la inversa. No es probable que tal ocurra, dado el buen nivel de satisfacción que los encuestados muestran cuando se les pregunta por la situación de Galicia y por la nota que dan en el examen de gestión a su presidente.

Aun así, el espíritu vacilante y a menudo vacilón de los gallegos aconseja no tomarse al pie de la letra los vaticinios de la ciencia demoscópica. Puede que acierten o puede que no. Como todo en Galicia, depende.

stylename="070_TXT_inf_01">anxelvence@gmail.com

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