Ayer vivió Marín una jornada de especial significación festiva. Sin más motivo que el de mostrar la alegría de un pueblo, se sucedieron por todas las plazas del casco urbano las actuaciones de diversos grupos y cantantes que hicieron las delicias de los vecinos sorprendidos por aquella dinámica sostenida a lo largo de toda la jornada. Es el quinto año que se celebra esta singular fiesta y se mantiene la aceptación popular porque la gente del pueblo agradece de verdad el "escape" que supone la música y el canto en plena calle. Pero no cesa aquí la actividad festiva porque ya estamos prácticamente en el San Miguel con su previa del "Sanmigueleiro" en los dos próximos fines de semana y, un poco más allá, la fiesta gastronómica más importante y autóctona de Marín como es la de la "Sidra y la Manzana de Santo Tomé de Piñeiro" para la que anda enfrascado en su preparación el presidente de la comisión preocupado porque el año no ha sido del todo bueno para la manzana, pero seguro de que habrá suficiente sidra, manzanas y productos derivados de la misma para degustar y llevar para casa como es ya tradicional. El sábado 8, música de Dj y, el domingo dos orquestas, conforman un programa que, con la carrera "Pinga-Pinga" supondrá un nuevo atractivo para propios y visitantes.