La semana vino marcada por los desencuentros entre gobierno local y oposición municipal. El plante de PSOE, Marea y BNG a la visita a las nuevas instalaciones del Centro de Salud resultó curioso porque, con tal actitud, han hecho como aquel soldado-garrulo que decía orgulloso: "que se j? el sargento, que no le como el rancho". Tanto la representante socialista como la del Bloque han perdido la ocasión de reclamar la parte que les corresponde del mérito de haber conseguido tan magnífica instalación. Los socialistas pueden presumir de haber peleado en tiempo del alcalde "Toneco" por el solar cedido por el Invifas, que no fue poco trabajo el que dio, y los nacionalistas podrían haber dicho que han reclamado una y otra vez el centro. Los de Marea no estaban de aquella, pero también podrían haber dicho alguna cosa aunque fuese crítica. Prefirieron quedarse fuera, plantados en la puerta, y denunciar una posible inauguración encubierta en plena campaña. Cada uno puede hacer lo que le parece mejor pero en esta ocasión entiendo que se han equivocado porque, a los vecinos de Marín, lo que realmente les interesa es que se ponga en marcha un centro que, según aseguran los propios profesionales, es una verdadera maravilla. Y lo importante es que ha sido cosa de todos, ¿o no?