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Elisabet Pérez | Presidenta de la Asociación Nós Mesmas

Gestación subrogada y la libertad de no poder elegir

En estos días volvemos a ver, en algún que otro medio, la felicidad que otorga la paternidad. Hablo de la paternidad a todas luces biológicamente improbable, alcanzada por parejas de hombres, parejas heterosexuales o hombres solos, que acuden a la gestación subrogada para alcanzar su "derecho" de ser padres.

Para ello, tiene que ser una mujer la que someta su cuerpo a los deseos de terceros, bien por un intercambio económico o bien de forma altruista.

Sea como fuere, una vez más el cuerpo de las mujeres se ve cosificado. Y, como para todo lo demás, hay razones que lo justifican y sobre todo una idea que ha abanderado cualquier reivindicación de derechos y que en estos momentos yace más manida que nunca: la libertad de elegir.

Pero volvamos a la cosificación un poquito más. Utilizar mi imagen para hipersexualizarme desde niña, para venderme productos e ideales femeninos que debo comprar para darme valor, utilizarme para ser la procreadora y cuidadora que permita (sin apenas coste ni seguridad social) avanzar a esta sociedad a cualquier precio..., pero además soy el objeto para saciar ansias sexuales, dando igual la edad que tenga, y soy el saco de boxeo sobre el que descargar tu furia misógina, ahora quieres que sea, legalmente para no salir del país, tener producto nacional y hacer uso de la seguridad social, el recipiente donde puedas generar los hijos que de otra forma no has podido conseguir.

Y seré la feminazi radical que no ve más allá y se olvida de aquellos que desean ser padres de todo corazón y el no poder les genera un enorme sufrimiento. Pero todas estas aberraciones tienen una conexión común, la mujer como objeto. La posesión de una parte de la sociedad para alcanzar su deseos, de la otra parte, sin valorar las consecuencias que van un poquito más allá.

Estas madres que prestan su útero eligen libremente hacerlo.

Cierto que no voy a destapar hoy una red de explotación de mujeres vientres de alquiler, demos tiempo a la oferta-demanda. Pero sí es cierto que la mayor parte de los países a los que acuden españoles/as, la contraprestación que tienen que hacer a esta mujer y lo que supone para su vida ese dinero (casa, pago de estudios de sus hijos, etc.) es el precio de su "libre" decisión.

Pero no quiero quedarme solo mirando hacia fuera, mirémonos un poco el ombligo, nosotros/as occidentales capitalistas que sentimos la imperiosa necesidad de poseer, de tener, de conseguir... el mismo capitalismo con el que sometemos a otros, nos somete volviéndonos incapaces de asumir un NO PUEDO.

Hace unas semanas un ginecólogo gallego de renombre me dijo que esto era algo por lo que merecía la pena que (yo) luchase, porque las mujeres lo tenemos más fácil, pero para los hombres es una cuestión de igualdad conseguirlo porque ellos no tienen útero.

Me dieron ganas de preguntarle si sabía qué significa la igualdad y muchas cosas más..., pero él era el ponente que venía a hablar de reproducción y yo sólo la que molestaba con preguntas incómodas, así que me quitaron la palabra. Es así de fácil.

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