Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Joaquín Rábago.

A la victoria por el aburrimiento

Tengo un buen amigo que me repite cada vez que le veo que el sistema no tiene arreglo, que todo es una farsa en beneficio exclusivo del gran capital y que los políticos solo están a su servicio.

Si acudió a las urnas la última vez fue porque le pedí el favor de que lo hiciera en mi nombre ya que las papeletas del voto por correo no me llegaron a tiempo.

Leí por otro lado esta semana en un periódico del Sur, de esos que tantas páginas dedican a las cofradías, un artículo de un colaborador que anunciaba su intención de no volver a votar en unas terceras elecciones.

Lo justificaba diciendo que no puede ser que los políticos a los que pagamos entre todos para que hagan su trabajo hayan sido incapaces de trenzar alianzas para sacarnos de una vez del actual atolladero.

Mientras tanto, en la radio y la TV, los tertulianos no dejan de hacer cábalas tratando de descifrar cada frase de un personaje tan correoso como nuestro presidente del Gobierno en funciones.

Y, sin embargo, la mente de don Mariano Rajoy no tiene tantos recovecos, ni merece su pensamiento tantas reflexiones de nuestros improvisados "marianólogos", como los llama un conocido colega.

Su estrategia es sencilla: aguantar hasta la victoria final por puro aburrimiento de quienes, sobre todo los jóvenes, pudieran con su voto corregir el actual rumbo.

Sus fieles, inasequibles al desaliento y sin que parezcan afectarlos los numerosos casos del PP ante los tribunales, volverán a votar a ese partido e incluso lo harán más decididos porque, con la irrupción de los nuevos partidos, ya solo ven caos a su alrededor.

Y, desunida como siempre, la izquierda, o lo que queda de ella, sin saber realmente lo que quiere, en un caso, o presa del narcisismo de las pequeñas diferencias, en otro, volverá a perder la oportunidad de ayudar a que empiecen a cambiar las cosas.

Mientras tanto, los nacionalistas seguirán con sus particulares ensoñaciones, incomprendidos por el resto del país, pero incapaces de comprender a su vez que no se puede esperar solidaridad fuera si en casa solo se practica el egoísmo.

Compartir el artículo

stats