Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ilustres

San Cristóbal: un fresco recuperado de la Catedral de Ourense

Un lento pero eficaz programa de actuaciones en la Catedral devuelve brillo y alarga la vida a obras importantes del patrimonio que además por su deterioro o suciedad estaban mal valoradas y gozadas. Esto concretamente pasaba con las dos pinturas murales de los muros laterales del Pórtico del Paraíso que sí se sabía lo que representaban pero poco más. Una es la imposición de la casulla milagrosa por parte de la Virgen a San Ildefonso. Arzobispo de Toledo defensor de su virginidad. La otra representa a San Cristóbal según la iconografía tradicional de pasar a hombros un río al Niño Jesús. Relato legendario de mucho éxito iconográfico. Este fresco se restauró el año 2014.

Ambas pinturas se han valorado a veces como obras de una misma mano, (Arteaga), Murguía las fechó a fines del siglo XVII y los profesores Monterroso y Castiñeiras con acierto diferencian ambos murales cronológicamente, el de San Ildefonso en el siglo XVIII y el de San Cristóbal en el siglo XVI y proponen una poco clara relación con pinturas de San Esteban de Ribas de Sil, aunque por su mal estado es difícil precisar.

La pintura catedralicia de San Cristóbal es de una alta calidad que ha descubierto la restauración y por ello está sobre la casi totalidad de la pintura del momento estudiada en su día por el profesor García Iglesias. El personaje de gran tamaño, llena todo el espacio del muro, viste una túnica corta, lógica para su oficio, de color verde, que se completa con una capa rosácea. Las piernas desnudas en el agua, por eso la deformación de las mismas, fruto de los efectos ópticos de distorsión que produce el agua. Se apoya en un gran bastón que sostiene con la derecha, mientras que con la izquierda sostiene el Niño portado sobre sus hombros. Estudiados y elegantes pliegues de los ropajes que denotan una buena técnica. Cabeza llena de fuerza, rostro juvenil con barba corta y facciones llenas de personalidad. El Niño con túnica blanca y manto azul, bendice y sostiene la bola del mundo. En la parte superior el Espíritu Santo. Una voluntad de dar paisaje a la escena se esmera en representar las riberas del río, proporcionalmente de poco cauce, con plantas y animales, tanto aves como peces.

Una sorpresa esta pintura de la que no tenemos documentación, sólo una inscripción sin fecha, que demuestra ser imagen, no de adorno, sino de devoción: EL YLMº. SR. OBPO DE ESTE OBISPADO CONCEDE 40 DIAS DE INDULGENCIA, A TODOS LOS FIELES QUE REZAREN DELANTE DE ESTA SANTA YMAGEN UN PATERNOSTER Y UN AVE MARIA POR LA INTENCION DE SU YLLª.

Pienso que este obispo pudo ser o Don Juan de San Clemente (1578-1587) o Don Pedro González de Acevedo (1587-1594), porque me parece que esa cronología conviene a la pintura y atendiendo qué pintor con posibilidades de ser el autor estaba por entonces en Ourense, solo creo que puede pensarse en Juan Bautista Celma, pintor, escultor y rejero de reconocida calidad, si bien la historia se hace con documentos y ninguna atribución es definitiva hasta que alguna evidencia documental la certifique, ya que caben otras posibilidades como un pintor llamado para pintar esta obra sin más permanencia entre nosotros.

San Cristóbal

Es muy interesante por otro lado el personaje representado, San Cristóbal que se celebra el mismo día de Santiago, el 25 de julio, lo que ha llevado a suplantaciones de titularidad como ocurre con la capilla de Santiago de A Trepa (Riós), que en realidad tenía a Cristóbal como patrono.

La leyenda de nuestro Santo se hizo popular y alcanzó gran aceptación en la Edad Media, si bien de él apenas se sabe nada más que gozó de un culto antiquísimo que hace suponer fuese un mártir de las persecuciones romanas. En el 452 se le erigió una basílica en Bitinia. En el "Martirologio Jeronimiano" se menciona con estas palabras: "In Licia civitate Samon natale sancti Cristofori ". En España, por primera vez que se sepa, se le menciona el año 747 en un Diploma de Odoario en que se cita la iglesia o la vida de San Cristóbal de Novelva, y otro San Cristóbal en Prucios. Ya en el siglo VII tenía carta de naturaleza en el Noroeste de España como resulta de la mesa de altar de San Miguel de Escalada, León, en cuya inscripción se hace constar que había allí incrustadas reliquias de San Cristóbal y de los Santos Acisclo, Cecilia,Columba y Marina.

Del siglo IX son numerosas las pruebas documentales que garantizan la popularidad del santo en Galicia: en la dotación del año 849 que hace el clérigo Andrés de la iglesia de Toldaos, aparece San Cristóbal como titular; el año 853 aparece, también, como titular de un monasterio sujeto a Samos; al año siguiente Ordoño I dona a Samos una iglesia de San Cristóbal; en un diploma del Tumbo de Sobrado, fecha de 28 de agosto de 858,una tal Letasia hace referencia a su padre que se llamaba Christoualus; finalmente en la dedicación, 8 de mayo de 899, dedicado por el obispo Sisnado II a Santiago de Compostela, presente Alfonso III con toda su familia, entre las reliquias depositadas en el altar del Salvador figuran unas de San Cristóbal. A partir del siglo X figura en todos los calendarios hispánicos.

La leyenda que condiciona su iconografía según las versiones griegas, hace de Cristóbal un bárbaro antropófago de la tribu de los cinocéfalos; se hizo cristiano, se alistó en el ejército imperial y fue martirizado en el siglo III. En la versión occidental, en cambio, se trata de un gigante al servicio de un rey; pero cuando se enteró de que el demonio era más poderoso que el rey, se puso a servir al demonio. Aleccionado, sin embargo, por un ermitaño, y convencido de que Cristo era aún más poderoso que el demonio y que amaba mucho a los hombres, quiso imitarle a su manera, a cuyo efecto se situó a la orilla de un río, dedicado a cargar a sus espaldas a cuantos quisieran atravesar la corriente. Un día le tocó cargar con una criatura; pero era tal el peso que experimentaba que, al posarlo en la otra orilla, le dijo que pesaba más que el mundo. Oyó entonces esta respuesta: "Yo soy Cristo, el creador del mundo". De ahí procede la popularidad del santo y muchas de sus representaciones iconográficas: El San Cristobalón de tantas catedrales con el Niño Jesús a cuestas.

Del arraigo de la leyenda en Galicia son las muchas parroquias que lo tienen por titular. San Cristóbal, imaginado como gigante se le representó enorme, y se le atribuyeron particulares beneficios como patrono de viajeros y peregrinos, luego de automovilistas cuyo patrocinio pervive, y sobre todo fue común la creencia de que quien veía, aún de lejos, la imagen del santo no moría ese día, de ahí el tamaño y la ubicación, cercana a las puertas de los templos para facilitar la visión propiciatoria. Llama la atención en este sentido la imagen de San Cristóbal que llena la fachada de la catedral de Gemona del Friuli, lugar de mucha comunicación para que desde muy lejos los viajeros la vieran y se aseguraran su protección

Reliquias

Curioso también el mundo de las reliquias de San Cristóbal por sólo hablar de las más cercanas hay que mencionar la de la catedral de Santiago que sería parte de un hueso del brazo de grandes proporciones, sabemos que la trajo de Colonia en 1543 el arzobispo Gaspar de Ábalos que la regaló y se le hizo en 1573 un relicario en forma de brazo ibra de Juan de Arfe. En el rico relicario de las Clarisas de Monforte existe un busto relicario de madera policromada y de origen Napolitano del siglo XVI. Pero la reliquia cercana más llamativa es sin duda la pretendida muela de San Cristóbal, ya que por suponerlo gigante le convenía una dentadura enorme y se le atribuyó nada menos que una pieza dentaria de un animal ya desaparecido de la época de los dinosaurios, y perteneciente a alguna de sus especies. (También piezas parecidas en otros relicarios). Para este fósil con interés paleontológico más que hagiográfico se mandó hacer una preciosa urna de plata repujada ricamente decorada, obra del siglo XV, rematada con una figurita del santo que se puede seguir viendo en el museo de la Catedral. No debió de pasar nunca desapercibida y con motivo de su fiesta sería puesta a la veneración como recuerda el gran escritor renacentista astorgano Antonio de Torquemada en su "Jardín de Flores Curiosas" (publicado en 1569),en donde nos ofrece una descripción de tal reliquia y la explicación confirmada "por auctoridad de la Iglesia" del porqué de sus admirables dimensiones, sin mostrar en ningún momento el menor asomo de duda: "Y viniendo a otros tiempos que han sido cerca de los nuestros, a todos nos es notorio lo que está escripto y confirmado por auctoridad de la Iglesia de la vida de S. Christóval, por la qual se entiende haver sido tan grande como los más de los que aquí havemos nombrado, y conforme a un colmillo suyo, que me dizen que está en la iglesia de Coria, y la parte de una quixada, que está en la iglesia de Astorga y tiénenla por muy preciosa reliquia, la qual yo rthe visto muchas vezes, no podía dexar de ser tan grande como una muy alta torre. Porque la muela entera es tan grande como un puño de un hombre cerrado, y, proporcionado todo el cuerpo conforme a ella o conforme a la parte de la quixada, viene a ser tan grande que pone admiración a los que lo están considerando". Fue objeto de críticas razonadas ya por Ambrosio de Morales en el siglo XVI y sobre todo por los ilustrados del siglo XVIII.

Quizá de esta reliquia proceda la conservada en el relicario de Celanova compartiendo un relicario barroco del siglo XVIII de plata en su color con un pedazo de la Zarza de San Benito. Es un fragmento supuestamente óseo engastado en una pieza metálica; en la parte posterior de la misma, una cartela de plata de unos dos cm. presenta la siguiente inscripción: "QIXADA DE S. CRHISTOBAL", esta identificación la vincula con la asturicense

Y finalmente en el Convento de Santa Clara de Allariz un relicario de plata fechable en el siglo XV con diversas reliquias uno tiene en su reverso la imagen de San Cristóbal apoyado en un árbol, con un gran sombrero en la mano. Lo que permite suponer que entre las varias reliquias hoy de difícil identificación debió contener alguna de este santo, aunque la central es un "Lignum crucis", circundado de perlitas, que puede tratarse de un relicario portado al cuello por alguien que viajara habitualmente como protección durante un viaje o peregrinación. San Cristóbal protege a los caminantes y las reliquias fueron siempre tenidas como una buena compañía para protegerse de los peligros que en el pasado suponía viajar.

(*)Delegado de patrimonio de la diócesis y archivero de la Catedral

Compartir el artículo

stats