Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

José Manuel Ponte

inventario de perplejidades

José Manuel Ponte

Predicar con el ejemplo

La sorpresa de la campaña electoral gallega fue, sin duda alguna, el anuncio de la próxima paternidad de Núñez Feijóo que espera un hijo para el mes de febrero. El padre ya ha cumplido 55 años y la madre, Eva Cárdenas Botas, directiva de Inditex, 51. El niño será el primer hijo del presidente de gobierno en funciones de la Xunta de Galicia y el segundo de su actual pareja. Hasta aquí la escueta nota de sociedad, y tal y como se hacía en el periodismo antiguo (siempre tan cortés y bien educado) habrá que desear a los futuros padres y al hijo que viene en camino la mayor de las venturas. Pero la noticia tiene indudablemente otros alrededores y se presta a otra clase de comentarios. Como todo el mundo sabe, Galicia es la región de España donde envejece más aceleradamente la población. Según los últimos datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística, uno de cada cuatro habitantes supera los 65 años de edad y tan solo durante el año 2015 la comunidad autónoma perdió 12.570 de ellos, lo que supone una importante sangría poblacional sobre un conjunto de 2.734.655. La situación ha sido calificada de "desierto demográfico" e incluso de "suicidio demográfico" por los expertos en estas cosas, que observan con preocupación que la tendencia aumenta en vez de disminuir y que Galicia podría acabar cerrando por defunción como anuncian alguna clase de negocios cuando no hay nadie que se ocupe de suceder laboralmente al fallecido. Unos datos tan desalentadores no podían pasar desapercibidos a la clase política y desde hace unos años se hacen promesas retóricas de fomento de la natalidad que hasta la fecha no han alcanzado resultado práctico alguno. La propuesta de medidas se inició con Fraga que puso en marcha un llamado plan de "Revitalización demográfica" que incluía ayudas económicas a madres con hijos menores de 3 años. El León de Vilalba estaba verdaderamente obsesionado con la decadencia demográfica de Galicia y a medida que cumplía años y se internaba en la vejez seguramente experimentó la dolorosa impotencia de no poder él mismo contribuir al aumento de la natalidad por la vía del ejemplo práctico y así animar al resto de la población a hacer lo propio. La política de fomento de la natalidad de Fraga la continuó el gobierno de Touriño con parecidos resultados y después la retomó Núñez Feijóo, que era el señalado por el anciano patrón como heredero suyo. El señor Feijóo desembarcó en el cargo con fama de solterón irreductible y con aparentes pocas ganas de formar una familia numerosa. Durante los primeros ocho años de mandato se mantuvo en esa posición pero no por ello renunció a prometer (al fin y al cabo es un político que domina el oficio) ayudas a la natalidad bajo la rúbrica de "Dinamización demográfica", un rótulo que parece incitar a la movilización general de los hasta hora decaídos espermatozoides galaicos. Desconozco en qué porcentaje esas medidas de fomento de la procreación han podido limitar el pavoroso problema que supone el envejecimiento poblacional. En cualquier caso, felicito al señor Feijóo y a su pareja por su próxima, y espero que feliz, paternidad. No deja de ser un embarazo patriótico.

Compartir el artículo

stats