A estas alturas, y a pesar de algún que otro precedente, no parece discutible que la mayor parte de los analistas consideran que las encuestas del CIS son -casi- una profecía. Lo que no significa desdén por las que hacen otros, pero como sus medios suelen ser mayores y por ello su ámbito más extenso, el que más o el que menos le concede un plus de credibilidad, que no de exactitud, suficiente para consolidar prestigio y para ser tenida muy en cuenta.
La que se acaba de publicar como termómetro de las elecciones gallegas y vascas no ofrece grandes sorpresas. A salvo el resultado final, que es la encuesta que de verdad cuenta, el Centro de Investigaciones Sociológicas prevé en Galicia una mayoría absoluta del PP y el sorpasso de En Marea al PSdeG, y en Euskadi una corta victoria del PNV sobre Podemos y Bildu, un derrumbe socialista y pérdidas más leves para el PP.
O sea: que para los que pronosticaban una influencia decisiva de ambas en el desatasco de la situación general de España o la convocatoria de terceras elecciones, el CIS deja las cosas casi como estaban: en el global el PSOE bajando y el PP resistiendo. Y no despeja la duda de lo que hará el PNV en las Cortes, ya que en su Parlamento necesitará a uno de los dos clásicos por lo menos; de ahí que habrá que esperar aún más para saber con quién se queda al final.
La "profecía", que como es natural será rechazada por los perjudicados -y puede que calificada de "parcial" o de "cocinada" ex profeso para reanimar al PP-, a la espera de medirla en acierto o fracaso al anochecer del 25/S, parece conectar bastante bien con las sensaciones de la gente corriente. Y debería servir, al menos, para una especie de reflexión preventiva.
¿En qué sentido? Pues, en Galicia y a pesar de la muy confortable perspectiva que ofrece a la Xunta actual, para que los votantes del PP no lo crean todo hecho -porque no lo está-, y en base a esa confianza se relajen. Alguien sensato debería recordarles aquello de que "hasta el rabo todo es toro", que se atribuye a uno de los toreros más sabios y prudentes: quizá por eso llegó con bien a la edad de jubilación, que entonces no era la de ahora.
Y en cuanto -todavía en Galicia: los vascos ya analizarán al por menor lo suyo, al por mayor ya se dijo la opinión- a la oposición, debería reflexionar seriamente acerca de lo que piensa el gallego/a medio sobre lo que se dice desde la izquierda, quiénes lo dicen y la realidad de lo que hacen, con algunas -pocas- excepciones allí donde gobiernan. Quizá en 15 días no haya tiempo para que la reflexión surta efecto, pero no estorbará, porque aún hay muchas citas electorales por delante.
¿O no...?