A la espera de que algunos partidos, además del orfeón sindical que suele acompañarles, traten de explicar que los buenos datos del empleo en Galicia en realidad no lo son tanto porque se deben al buen clima estival, quizá no estorben algunas reflexiones. Una, desde luego, que las cifras podrían ser aún mejores, pero que vistas las de otros, aleluya. Dos, que la tendencia se mantiene al alza, y ésa es una excelente señal.
Es verdad que el panorama en estos días no permite el optimismo sobre una condición clave para que lo laboral siga en buen -aunque lento- camino. Abocada España al dilema de optar por un mal gobierno con PSOE y Podemos más la posible abstención de Rivera y su troupe y unas nuevas elecciones, la cosa está muy fea. Y obligada Galicia a escoger entre una mayoría absoluta del PP o una compota de siglas, peor, como diría Murphy .
(De esto de los gobiernos de coalición y sus "ventajas democráticas", que es lo que se llevaba a nivel municipal y autonómico y ahora parece trasplantable al Estado, podrían hablar por ejemplo los dos gallegos que presidieron las Xuntas tri y bipartita, Y, después, los ciudadanos, que saldaron ambas experiencias dando paso pleno al PPdeG a la primera oportunidad. Lo que, se puede explicar como se quiera, pero, es del todo significativo.
Y algo parecido, que no idéntico, ha ocurrido en las ciudades. Cierto que en las gallegas se han articulado -de antiguo- pactos que antes se llamaban contra natura y después han evolucionado hasta considerarse del todo naturales: y algunos funcionaron aceptablemente, pero esa positividad se debió más al peso de sus alcaldes, casi todos socialistas, pero del PSOE "de antes", que a las ventajas de sus pactos.)
Retomando el hilo de las estadísticas de empleo, parece claro que para mantener la tendencia y mejorarla es del todo necesario la aplicación de medidas coherentes, y la alternativa a las actuales no es otra mejor, sino un pastiche de fórmulas, algunas contradictorias, que se contienen en las propuestas de los potenciales aspirantes no a suceder, sino a "echar" -un matiz diferencial que es algo más que semántico- al gobierno actual.
Item más: el "cambio", que es el rollo que se escucha a Pedro Sánchez y sus mariachis -incluidos los independentistas- llegaría en un mal momento para ellos. Cuando en Galicia Pescanova vuelve poco a poco a la senda de los beneficios. Abanca piensa en el país, Citroën se refuerza y el naval, poco a poco, va levantando cabeza. Hay frentes peores, como el lácteo, pero aún así son bastantes ya los que repiten la letanía aquella de "Madrecita, que me quede como hasta ahora". ¿No?
