Desde que Baumrind en 1968 clasificase los estilos educativos parentales en autoritarios, democráticos y permisivos, muchas investigaciones han estudiado la relación entre el estilo parental y el desarrollo personal de los hijos e hijas.

Casi todos los estudios muestran que los chicos y chicas que perciben más afecto de sus padres, aquellos hijos que han recibido una atención positiva a su conducta y se comunican mejor con ellos, muestran un mejor desarrollo psicosocial, un mayor bienestar emocional y un mejor ajuste conductual en la juventud y adultez; ¡nada nuevo?!

La controversia surge cuando indagamos en los procedimientos de cómo se transmite el afecto, cómo se establece una buena comunicación y sobre todo cómo se ejerce el control y la supervisión. A pesar de que los datos apoyan que es muy importante el control parental para la prevención de los problemas de conducta, los investigadores han utilizado de forma indistinta, y a veces de forma complementaria, diferentes términos para definirlo: exigencia de responsabilidades, establecimiento de límites, supervisión, monitorización, conocimiento de actividades y amistades (dónde estás, con quién andas), etc. Por tanto, si entendemos el control parental como la monitorización o conocimiento que los padres tienen sobre las actividades, amistades, o lugares a los que acuden sus hijos en su tiempo libre, por supuesto ésta debe incluir con quién "chatea o watsapea" mi hijo/a, ya que, éstas son dos formas de interacción social tan importantes como la propia interacción cara a cara.

Sin negar los beneficios que la Red reporta para los más jóvenes, son muchos los padres que ignoran o desconocen los peligros y riesgos subyacentes, entre los que se encuentran: el sexting, el ciberbullying o el grooming.

El Sexting consiste en el envío de contenidos de tipo sexual -sobre todo fotografías y/o vídeos- producidos generalmente por el propio remitente, por medio de teléfonos móviles; el 37% de los adolescentes reconocen haberlo realizado. El ciberbullying consiste en el uso de medios telemáticos para ejercer el acoso psicológico entre iguales; aproximadamente entre un 30% y un 40% de los escolares están implicados de algún modo (víctimas, agresores observadores). El grooming consiste en prácticas online de uno o varios adultos que están tratando de atraer a los niños/as y adolescentes, ganándose la confianza del menor fingiendo empatía, cariño, etc., a encuentros fuera de la Red para llevar a cabo abuso o explotación sexual de menores; el 9% de los menores españoles entre 11 y 16 años afirman haber recibido mensajes sexuales en Internet. Además de otros potenciales peligros como el acceso a contenidos inapropiados, juegos online, apuestas online, la pérdida de privacidad o incluso la propia adicción a Internet.

Datos publicados por el Valedor do Pobo indican que aproximadamente 1 de cada 4 adolescentes de 11 a 17 años (26,6%) podrían estar haciendo un uso problemático o poco saludable de la Red. Por lo tanto, conviene instar a los padres a formarse en contenidos y prácticas relativas a Internet y a mantener una actitud activa, tratando de identificar posibles indicios comportamentales que ayuden a prevenir de un modo precoz el posible uso problemático de la Red por parte de sus hijos; para ello, la forma más eficaz, es realizar un control y supervisión del uso que sus hijos hacen de la red.

No debemos olvidar que es justamente en la adolescencia, uno de los momentos más vulnerables en la formación de nuestra personalidad, la etapa en la que mayor acceso tienen a la red a través del móvil, del cual no se despegan nunca, en ocasiones ni en la propia aula, lo que les permite acceder y/o recibir contenidos pornográficos, violentos, transmitir o recibir mensajes racistas, proclives a la anorexia, consumo de drogas, incitadores al suicidio o a la comisión de delitos, etc.

Son justamente los adolescentes con mayores o incipientes problemas personales y/o familiares los que más utilizarán la red para buscar información que ratifiquen sus ideas o deseos; así por ejemplo un adolescente con tendencia a sufrir un trastorno de conducta alimentaria es muy común que visite sitios pro-ANA, es decir, sitios web que exaltan la anorexia y animan a las jóvenes a unirse a sus consiguientes reglas de vida. Detectar por parte de los padres estas visitas web en las primeras fases es fundamental para así poder entablar una conversación sobre el tema y tratar de impedir que se sumerja en "esta moda" con consecuencias tan dañinas para su salud.

Por lo tanto, la comunicación entre padres e hijos de los potenciales peligros y ventajas de la red, el fomento del uso positivo de las nuevas tecnologías en la familia, unida a una supervisión parental adecuada es la base para prevenir los posibles riesgos asociados al mal uso de Internet por parte de los hijos.