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Vigo debe tener una identidad única

Después de haber escuchado a visitantes estivales me reafirmo en la necesidad de recuperar el sentido de lo propio y originario de esta Ciudad. El valor de las raíces históricas y tradiciones conforman nuestra identidad, lo que permite generar un mayor arraigo de los elementos autóctonos para proyectar la ciudad de Vigo al mundo, con las características que le son propias.

Hace más de cinco mil años la ciudad olívica fue una de las primeras urbes en abrirse a los mares y culturas atlánticas. Posiblemente el puerto más visitado del Occidente europeo. Hoy tengo la sensación de que esta gran Ciudad se está convirtiendo en una isla de visitantes anónimos. Vigo es algo más que una ciudad para visitantes de número, por eso la categoría de turismo para nuestra Ciudad pasa inevitablemente por pensar antes en su propio modelo cultural, y a partir de aquí podremos preguntarnos cuál es el público visitante que necesitamos.

Vigo debe de tener una identidad única aunque se dirija a sectores distintos: industrial, turístico o científico. Identidad que no debe justificarse sólo con objetivos económicos, sino como un gran envoltorio del marco de convivencia de los vigueses y viguesas. Por eso Vigo debe ser algo más que una ciudad para visitantes abstractos, cuya marca carece de identidad y cuyas señas de autenticidad con frecuencia son sustituidas por otros símbolos. La influencia de la estética urbana, de su diseño, influye en la singularidad y el atractivo. La ciudad es algo más que un bien que pretenda venderse como un coche o un carrusel de Disney.

La importancia de crear lugares con carácter desde el punto de vista estético e inconfundibles por su sabor autóctono, es la única receta que permite hacer frente a la pérdida de identidad urbana causada por el olvido del carácter histórico y la destrucción del patrimonio inmaterial.

Quizás, sin pretenderlo, estamos desvirtuando las identidades viguesas, y en algunos casos aniquilando las formas y contenidos de esa gran riqueza que nos empeñamos en seguir manteniendo en el desván de la infrahistoria. El carácter de la ciudad de Vigo está moldeado por generaciones milenarias, cuya idiosincrasia terminó definiendo la personalidad de los propios vigueses y, como en Itaca, "la Ciudad persigue a sus ciudadanos". La identidad de Vigo debe soportar el conjunto de esos rasgos heredados, estables y aparentes, que mantienen su carácter identitario y reconocible en el mundo.

La falta de signos simplifica y banaliza la identidad de la urbe, fosiliza sus monumentos y los museos se tornan rancios depósitos de objetos sagrados y cosas. La planificación del turismo a espaldas de la participación de la ciudadanía y el asesoramiento de las humanidades, ha llevado a ciertas ciudades a la fácil mercantilización de un camino sin retorno del turismo al sol. Afortunadamente Vigo y su área metropolitana tiene un holgado universo de posibilidades identitarias para enriquecer a sus visitantes.

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